Es decir, ante un clima de incertidumbre financiera, la tierra aparece como una reserva de valor. A todo esto hay que sumarle que ante la demanda actual, la oferta es reducida, sobre todo en la región pampeana.
Pero no hay duda de que el hecho de que precio de la hectárea esté alto es una señal de que al campo le está yendo bien, consiguen una elevada rentabilidad. Cuando la crisis de las hipotecas derrumbó el precio mundial de los commodities, las tierras para cosecha en la Argentina no perdieron valor a ese ritmo.
Por Nicolás Arceo
Economista de CIFRA
(Centro de Investigación y Formación de la República Argentina)