“La lucha de los estudiantes tiene el apoyo de la inmensa mayoría de la sociedad chilena, especialmente de los trabajadores y la comunidad educativa. Esta es toda una novedad. Nuestros propios padres, frustrados y decepcionados con anteriores procesos políticos, que siempre nos dijeron que no nos metamos en política, hoy salen a las calles con nosotros a defender la Educación y el futuro de sus hijos. El nivel de concientización y compromiso social es bien distinto al de años anteriores: los estudiantes, con nuestra lucha, nos hemos ganado un lugar de respeto”.
“El movimiento estudiantil chileno ha madurado mucho, y eso se nota, claramente. La demanda por una educación mejor no es sólo de los estudiantes, es de toda una sociedad. Y eso es lo maravilloso de este momento histórico. Estamos convencidos de que la movilización popular es el camino, no queda otra que seguir en las calles. Porque durante años y años nos hemos sentado a conversar con las autoridades, nos dijeron que las cosas iban a cambiar, nos mintieron, nos reprimieron, y nada, nada cambió”.
“La legalidad está del lado de la derecha y de los empresarios, ellos tienen todo a su favor, amparados en una Constitución de la dictadura militar. Entonces, para romper con esa legalidad, para cambiar esas leyes, lo único que nos queda es la organización y la movilización. Pero esto va mucho más allá de la Educación, porque mañana puede ser la Salud, o el Trabajo, o la Cultura”.
“Es el momento de cambiar todo un sistema. Porque el sistema político y económico de Chile es absolutamente excluyente, elitista y clasista… Y la sociedad chilena está cansada; somos una sociedad movilizada, siempre lo fuimos, históricamente. Para nosotros, los chilenos, la lucha y la movilización popular no son ninguna novedad, se trata, entonces, de reencausarnos en nuestra mejor tradición para decidir qué tipo de país queremos”.