Darling era una joven de veintidós años, madre de tres hijos, que habitaba en la ciudad de Estelí. Al momento del asesinato ella se encontraba trabajando sobre la carretera Panamericana en compañía de otra compañera, cuando dos desconocidos que se movilizaban en una camioneta la subieron al vehículo y luego la ultimaron a balazos. Murió camino al hospital, luego de haber recibido varios impactos de bala en el cuerpo. Hasta el momento no se han identificado a los asesinos que atentaron contra la vida de Darling.
Desde la Red de Trabajadoras Sexuales de Latinoamérica (RedTraSex) sostienen en un comunicado de prensa: “No queremos morir en las calles, no queremos que las muertes de nuestras compañeras queden impunes. No queremos que atenten contra integridad, que nos violenten, que abusen de nosotras, que tengamos miedo de salir a trabajar. Necesitamos y exigimos protección, seguridad y un amparo legal que pueda dar cuenta de nuestros derechos como trabajadoras sexuales. Somos sujetas de derechos y como tales, exigimos acceder a la protección y a la seguridad al igual que el resto de la ciudadanía”.
Asimismo, exigen que “el crimen de Darling Johanna Espinosa sea investigado para que la muerte de nuestra compañera no quede impune y se haga justicia”. También invitan a todas las organizaciones de mujeres a unirse en una sola voz a repudiar la muerte de esta trabajadora sexual.