Una mujer y 29 hombres
Se llama Gabriela González y tiene 24 años. Ha caminado 1700 kilómetros junto a 29 hombres. Ella es de la Florencia, una comunidad de campesinos criollos que está ubicada al norte de Ingeniero Juárez, Formosa. Y pertenece al Frente Nacional Campesino y vienen bajando hacia la Capital, precisamente al Congreso de la Nación, donde presentarán un petitorio con cuatro puntos fundamentales consistentes en la titularización de las tierras para campesinos e indígenas, apoyo técnico y económico para la producción y comercialización de los productos campesinos; una ley para la suspensión de los desalojos de familias campesinas y pueblos originarios; y una ley de propiedad de la tierra para poner freno a la concentración y extranjerización de la tierra. Dice Gabriela:
Yo nací en La Florencia. Mi familia hace seis generaciones que habita en ese lugar. Son unas 92 mil hectáreas donde los criollos compartimos el espacio con comunidades originarios. Y no sé, hace años, siendo yo niña comenzaron a aparecer desalojos, amenazas y sobre todo, en la época de la dictadura hubo una especie de saqueo de nuestras tierras. Y hay que saber que existe detrás de la palabra despojo. Hay que ver a un anciano que nació ahí, que sus padres nacieron ahí, que vengan con un abogado, la policía, que lo saquen por la fuerza del rancho y se lo incendien, que lo dejen tirado ahí, esperando que se vaya. O meterlo preso si se resiste. Eso es lo que estamos padeciendo los criollos, los hermanos originarios.
No tienen títulos de propiedad.
Ni nosotros ni los originarios. Hay reservas naturales, hay leyes que nos protegen o tendrían que proteger. Y hay inocencia por parte de nuestras familias, para mis antepasados todo era trabajar y vivir. Era tierra que no interesaba o se desconocía, estamos hablando de El Impenetrable, lo que era antes una zona olvidada. Pero no quiero hablar sólo de nosotros, de nuestro problema, sino que es un problema que está cayendo como un azote sobre todos los criollos y hermanos originarios en todo el país. Por eso una de los puntos que vamos a presentar al Congreso, es que se suspendan los desalojos hasta que podamos que salgan una ley que defienda al habitante natural de la tierra.
¿Puede contar sobre esta experiencia, como es caminar 3 meses?
Salimos el 4 de abril de Fortín Belgrano. Cruzamos el Bermejo en canoa y hubo días que tuvimos que caminar por bañados con agua hasta las rodillas. Yo sabía. La propuesta no era fácil pero me sumé porque es nuestra lucha, es luchar por derecho, por una justicia que siempre está del otro lado. Una se va alejando de su gente, de su tierra. Hay tristeza, hay dolor pero vale. Hay días de viento, hay lluvia, uno vive la naturaleza porque el objetivo era cumplir eso de caminar el país. Y en cada pueblo, en cada comunidad, poder contar lo que está pasando. No hay información, la mayoría de la gente considera que son cosas que no suceden aquí, entonces hablar, mostrarle esa otra realidad es un cometido que vale.
¿Una mujer y 29 hombres? ¿Cómo fue eso?
Los primeros días hubo una compañera que nos acompañaba, después tuvo que volverse, estaban solos los hijos y eso, la familia. Pero ayudo, cuando alguien se lastima, o para hacer lo que hay que hacer. Una camina y pero nunca me sentí sola, digamos. Hemos encontrado a lo largo del camino mucha comprensión y apoyo. Sabemos que no contamos con infraestructura como para hacer una marcha nacional con todos los sectores involucrados. Porque no es sólo Formosa, es Tucumán y el despojo a los diaguitas, es el sur con despojo a los mapuches, a los criollos. Es Salta o Catamarca…
¿Y es la soja?
La expropiación de la tierra tiene que ver con las fronteras agropecuarias y con el avance de la extranjerización de la tierra. En todos lados aparecen los gringos, te cercan con alambrados y te van empujando. Y hay complicidades, nosotros sabemos que hay una justicia, hay sectores de los gobiernos provinciales que hacen negocios, que sacan la tierra que supuestamente es del Estado, y la ponen en venta en el extranjero o en cualquier lado. Y saben perfectamente que hay cientos de familias viviendo desde siempre en ese lugar.
¿Usted pudo estudiar?
Por suerte, sí. Hice la primaria en una escuelita rural y la secundaria en Ingeniero Juárez. Por suerte, porque es un conocimiento que pongo a disposición de nuestra comunidad y de los hermanos originarios. Porque mucho de lo que viene pasando, ya le dije, es por la inocencia de nuestros antepasados. Vivian en un mundo cercado por el monte, sin otra preocupación que cuidar las vaquitas, sembrar lo que se podía y así pasaron la vida.
¿Mañana llegan al Congreso de la Nación?
Sí. Traemos cuatro puntos, algo concreto pero que se tiene que resolver. Que frenen la extranjerización de la tierra es fundamental. Hay demasiada especulación con eso. Y la ley ya está en el Congreso. Y la de frenar los desalojos tendría que hacerse efectiva. Sin eso, no podemos seguir proyectando nuestro futuro, ni pensar como vamos a seguir viviendo. El pequeño productor es el que da trabajo, las cooperativas agrícolas ocupan más gente que la patria sojera. Necesitamos recurso y fuerza por parte del gobierno nacional. ¿se entiende lo que digo?
Perfectamente…
Por eso hemos caminado 3 meses. Para que se entienda. Somos campesinos y queremos seguir siendo campesinos. Como los hermanos aborígenes quieren seguir teniendo su cultura, respeto por sus ancestros. Esto es lo mismo, somos lo mismo. Tenemos derecho a la tierra que siempre fue nuestra. Ese es mi decir y el de mis compañeros.
Mañana, los marchantes del Frente Nacional Campesino llegarán al Congreso y entregarán su petitorio. Saldrán desde Liniers a las 9 horas y bajarán caminando por Rivadavia. Que se sume a acompañarlos, serán bien recibidos.