Se abre una nueva etapa: La nuestra
“Hace siete años te vimos enterrar al Alca”, era texto escrito en una pancarta gigante en la que, como imagen, aparecía la figura de Néstor Kirchner, sonriente y saludando con la mano en alto. Ese fue el tono para festejar aquella gesta del año 2005.
En la gigantesca sala deportiva del CEF –Centro de Educación Física, un solar integrado al edificio del Casino de Mar del Plata- el acto se filtraba en paredes y palcos “amurallados” con afiches, “trapos” y banderas remarcando la presencia de todos los sectores que integran Unidos y Organizados; el Evita, La Cámpora, Frente Transversal, Martín Fierro, La Guemes, Descamisados, Unidos y Organizados entremezclados con pancartas de Suteba, Conadu, y de la CTA. Además se sumaban referentes provinciales de Santa Fe, Río Negro, Tucumán y una parafernalia de movimientos sociales y organizaciones barriales, algunas de Mar del Plata. Todos llegados para festejar este nuevo aniversario del No al Alca. Tal como se comprometiera Hugo Yasky el año pasado para esta misma fecha, la CTA volvió a convocarse para recordar aquella jornada memorable del 2005 en que los presidentes latinoamericanos dijeron no a Bush y su proyecto imperial, el Alca.
La fiesta
Los pibes son la fiesta. Ellos colmaron las tribunas, de un lado La Cámpora, el Evita y en la otra tribuna, la juventud de la CTA, en planta el Kolina, una nutrida participación de compañeros y compañeras de Suteba. Cantos, redobles, trompetas, y de nuevo los pibes, el despertar de una militancia que tiene sus propios códigos, sus formas y sobre todo, el vigor y la vida que te sonríe. Son Cristinistas aunque su matriz de nacimiento haya sido el Nestornauta. Sí, Néstor Kirchner es bandera, es presencia y en la conmemoración y festejo por aquel 2005, su nombre bajaba desde el palco y rebotaba en la popular y la paredes se impregnaban por ese hombre que, como lo remarcaron los oradores y cantos, sembró junto a Lula y Chávez -tridente forjador de esta historia- el tiempo de lucha por la segunda independencia latinoamérica.
Ariel Basteiro, embajador argentino en Bolivia, le dio al fierro y entre sus palabras surgió en recuerdo del tren, un tren que como aquel de la novela de Roa Basto, tuvo mucho de realismo mágico, con “el Diego” (Maradona) entre la multitud que salió desde Constitución para llegar en una fría madrugada a Mar del Plata. Basteiro habló de ese inicio: una gesta sorprendente y que quedará marcada en la historia como un día de derrota imperial y de surgimiento de la unidad latinoamericana, algo impensable por esos días de 2005 hasta para el más optimista. Basteiro habló de Evo, Evo Morales, que era un miembro más dentro de esa militancia que viajaba en el tren. Evo, al que hubo que prestarle una campera por el frío. Ariel también recordó a nuestra Central, la CTA y su pertenencia que no se quiebra. Y bajó un saludo de Evo Morales, presidente originario.
Y es eso, en síntesis, lo que se comenzó a vivir en este espacio de Mar del Plata durante el séptimo aniversario de, no sólo la derrota al Alca, sino el nacimiento potencial de esta América nuestra. Y fue la voz de una mujer la que trajo la reflexión de que ganar una batalla no es ganar la guerra. Bárbara Figueira, de la Central de Trabajadores de Chile (CUT), después de agradecer la invitación, recordó que ellos soportan un gobierno de derecha, que la derecha está intentando una reconstrucción en nuestros países, y que la derrota del Alca, la derrota del imperio, hay que consolidarla. Y para conseguir tal objetivo la clase trabajadora es uno de los ejes. “Nosotros desde Chile sentimos esperanza grande con los gobiernos progresistas, con presidentes que responden a los intereses del pueblo, pero –señaló- no habrá soberanía sin el protagonismo de los trabajadores y trabajadoras, unidos”. Y prometió: “Forjaremos los cimientos de una nueva independencia”.
Los pibes se pusieron fatales con los redobles, las trompetas. Desde el escenario, el compañero que hacía las veces de anunciador, joven él mismo, le daba al agite y les daba aire. Banderas al viento y dale al redoble, dale, aturdime que me gusta. Cuando el embajador de Cuba en Argentina, Jorge Lamadrid, dijo traer el saludo fraterno de su pueblo y de la revolución cubana, con dos palabras, revolución cubana, se llevó la primera ovación. “Fidel, el Che, Néstor, y vamos Cristina fueron condimentos para adentrarnos en la otra historia, la que ahora estamos contando. La revolución es una demostración de que sí se puede. Pero tiene un precio. Ser libre tiene un precio alto y no es fácil”, fueron expresiones del embajador. Por eso, concluyó convencido: “¡Fuerza. Patria o muerte, venceremos!”.
A su turno, Daniel Escurra, referente del Kolina, agarró el fierro y habló del festejo, del nuevo tiempo y de un nuevo sujeto social, en referencia a la juventud. Y la mención de Alicia Kirchner se llevó por delante el ovacionómetro. Los de Kolina sacudieron el espacio. A cartón seguido, la representante de la Central de Trabajadores de Brasil, Beatriz Segueira, soltó su bonita voz: “Yo voté tres veces a Lula”, contó en su idioma, con algún acento portuñol. Contó cómo vivieron la derrota del Alca, del imperio y, ahora, cómo ganaron a pesar de tener en contra los grandes medios y toda la parafernalia imperial. Una alusión a la “sorprendente” victoria del PT en las elecciones municipales de San Pablo. Como trabajadora, hizo referencia a Europa, a cómo están aniquilando con el neoliberalismo los logros de décadas de las luchas de los trabajadores. Eso fue soltando la compañera para concluir con: “¡Patria Grande! ¡Venceremos!”.
Así se fue corriendo la tarde, entre oradores que iban abonando el nuevo relato latinoamericano, el de sus pueblos, con lenguajes y expresiones que se conjugan a través del tiempo y tienen por eje –hay que remarcarlo- a la clase trabajadora, a la fuerza de la unidad de los pueblos y de nuevo a la Patria Grande. Un derecho adquirido en una lucha que viene desde el fondo de la historia, pero que tuvo un gran mojón en el tren del realismo mágico, donde el 10 y nuestra memoria van consolidando este nuevo tiempo, tiempo de pibes. Un fenómeno juvenil que no solo es argentino, sino que se extiende hacia todo el continente.
“Nadie pensaba, hace siete años, en aquella jornada lluviosa y fría que se estaba cambiando la historia”, contó Oscar Laborde, referente del Frente Transversal. Laborde mencionó a Pepe Mugica, a Hugo Chávez, a Dilma, Lula y Correa. “Por estas mismas calles caminamos hace siete años y fue donde Néstor se plantó a Bush y dijo ´haremos una Patria Grande para hoy y para siempre´”. A esta altura, los pibes le daban a las trompetas, redoblantes y había que hacerse escuchar por prepotencia de voz. Y como cierre de este panel, llegó la palabra a Oscar López, de la Central de Trabajadores Uruguayos (Pit Cnt). Recomendó darle duro al imperialismo, construir un proyecto político común, dejar de ser el patio trasero del imperio y las derechas nacionales. “Eso será luchar por la Patria Grande”, remató.
Malvinas y un recordatorio
Cuando comenzó el homenaje a Malvinas, hubo que saltar para no ser inglés. Los invitados y todos dieron saltos. Después los oradores anunciaron que Malvinas están ahí, que el imperio inglés está ahí y que ya no es sólo una causa argentina sino que es una causa latinoamericana. Fue una propuesta que bajaron los compañeros de esta renovada lucha por el derecho a la “hermanita perdida”, pero siempre nuestra.
Mandato revolucionario
“Hace siete años recibimos el mandato de organizar la Contracumbre de los Pueblos”, comenzó diciendo Luis D´Elia. “Era estar en Mar del Plata, era movilizar a favor de nuestros pueblos y fue donde Néstor Kirchner le dijo en la cara a Bush, no. No vamos a firmar el Alca. Y ahí fue un cambio para todo el continente”. Y habló de Néstor Kirchner, de la juventud, que él apostó a la juventud, que apostó por aquellos que son capaces de pensar en la emancipación de los pueblos. Y repasó la línea histórica que sigue el rastro de Perón, Kirchner y ahora de Cristina: un proyecto nacional, popular y democrático. Es la línea del relato histórico –esa palabra tan de moda, pero no por eso menos cierta- no coincide con el relato mitrista, precisamente. Es el otro, el que permanece oculto cuando las derechas son gobierno. Por eso Luís D´Elia habló de emancipación. Y cerró con “¡Viva Néstor! ¡Viva Cristina!”.
Ya sobre el palco, Mariotto y Hugo Yasky. Y el embajador de Venezuela Carlos Martínez Mendoza, que los antecede, aviso: “Les traigo el saludo bolivariano de Hugo Chávez Frías y del pueblo venezolano”, y hubo un estallido en la tribuna. Y Martínez Mendoza agradeció haber sido invitado al acto recordatorio del No al Alca. Continuó: “Esperamos festejarlo por muchos años. Para lograrlo nuestros pueblos deben estar unidos, porque eso fue el No al Alca, el compromiso de la unidad de nuestros pueblos. Y hay un hombre que es también referente de nuestros pueblos, ese gran hombre fue Néstor Kirchner. Y él sabía que existen dos proyectos. Un proyecto de los pueblos y un proyecto del imperio. Por eso volveremos el próximo año y ver como hemos avanzado en el camino de la liberación. Esa Patria Grande”. Y el embajador terminó vivando, junto a la tribuna, a los presidentes Chávez, Evo, Cristina. Dilma. Y cerró con el clásico “¡hasta la victoria, siempre!”.
Hugo Yasky
Cuando Hugo agarró el fierro, las bandera de la CTA y de todo el CEF entraron en un agite completo. Era el principio del fin de fiesta. “Para nosotros es un orgullo haber tenido en el año 2005, en noviembre, a un Presidente que fue capaz de ponerse de pie y hacerlo venir a Bush y ocultarle lo que se le iba a decir para evitar que Bush mandase un cadete. Y cuando estuvo acá, decirle en la cara no queremos ser el patio trasero, ni queremos ser más el trapo de piso del imperialismo”, desgranó Yasky.
Habló de los medios de comunicación dependientes del poder, y puso un ejemplo: “En varios países hermanos habían convencido a esa parte blanda de la sociedad, a esa parte porosa, que se deja penetrar por los multimedios, de que la derecha ganaba. Y en Brasil, cuando el pueblo votó, le dijo sí al PT, a Lula y al proceso de liberación que estamos viviendo en América Latina”.
Luego de una pausa, Yasky apuntó con certeza dónde se encuentra la CTA y cuál es su rumbo político: “Como clase trabajadora debemos asumir el compromiso de construir unidad y organización, pero no para ir atrás de Magnetto, la Sociedad Rural y los empresarios. La unidad y organización de la clase trabajadora tiene que estar al servicio de sostener y profundizar este rumbo político que representa el kirchnerismo, que es el que nos dará la posibilidad de avanzar con más justicia social, distribución, derechos humanos y más democracia. Hoy me preguntaron si nosotros íbamos a ser parte del paro que se convoca el día 20 (en referencia al que organiza Hugo Mayano y Pablo Micheli) y nosotros dijimos que no nos vamos a equivocar. Por más que tengamos reclamos justos y concretos, parar hoy contra el gobierno de Cristina Kirchner es traicionar a la clase trabajadora, es darle la espalda a los que quieren luchar por una Argentina mejor”.
Y Hugo Yasky concluyó su discurso diciendo: “Fuerza compañeros, fuerza compañeras. A seguir peleando”.
Gabriel Mariotto.
“La unidad de concepción, de escuchar a Luis, al Embajador, a Hugo recién, de sentirnos interpretados con los discursos, los conceptos, los desarrollos, las palabras. Hugo planteaba con mucha claridad, que hace 7 años, ese 5 de noviembre es un hecho histórico que no lo miramos con melancolía, nostalgia, como un hecho del pasado. Al revés, hoy toma nueva dimensión los ataques que recibe la democracia de América Latina son cada vez más profundos”. Lo afirmó Gabriel Mariotto, vicegobernador de la provincia de Buenos Aires, cerrando el acto del séptimo aniversario del No al Alca. Y fue una forma de hilar historia, de hilar hacia el pasado para comprender este presente.
Ya avanzado su discurso, Mariotto afirmó: “Durante 30 años prácticamente nos dividieron. La nueva incorporación de tecnología, con decisión soberana de nuestros pueblos hizo que el Brasil de Lula incorporara la tecnología japonesa y produjera en San Pablo los accesorios necesarios para diseñar un nuevo sistema, lo que se llama en televisión digital, tecnología brasilero-japonesa. Y atrás fue nuestra Presidenta, y después Chávez y después el resto de América Latina, por la unidad de concepción tecnológica, para tener la misma matriz y entonces no tener la imposibilidad de conocernos.
Y nadie ama lo que desconoce. Parecía natural que para enterarnos de una situación en Paraguay tuviéramos que ir a las agencias norteamericanas y nosotros teníamos la mirada yanqui para saber lo que pasaba en un país hermano. Ese atropello ha quedado superado con la mística, la militancia y la unidad de concepción de nuestros presidentes. Por eso, el entusiasmo que tenemos en defender este proyecto”.
Hasta el 2013
Aquí cerramos esta crónica del Séptimo Aniversario del No al Alca. Una referencia histórica, que como ya se dijo, anuncia el nuevo relato latinoamericano, el relato de los pueblos y no de las clases históricamente dominantes. Y la palabra puede ser inaugural y el No al Alca, en ese sentido, anuncia que la lucha por la liberación de nuestros pueblos está en otra etapa. La nuestra.