El pasado 25 de Enero el pueblo de Egipto se levantó contra un régimen opresivo y corrupto. Siguiendo una tradición laica, ya que en este movimiento no prevalece ninguna organización fundamentalista islámica, la revuelta popular hizo realidad sólo la primera de un gran número de demandas que exigía la renuncia del hoy ex Presidente, Hosni Mubarak. Sin embargo, el futuro de Egipto no es nítido, muchos intereses están en juego y los desenlaces actuales no parecen ser satisfactorios para los millones que derrocaron al ex Presidente.