, por Hugo Yasky (*)

Una mochila cargada de…

FUENTE: RADIO GRÁFICA

Neologismos

Las ideas innovadoras de los neoliberales son siempre fugas a un pasado anterior a la protección del empleo. Pero las infinitas posibilidades creativas del lenguaje permiten que los laboratorios de marketing del capitalismo deshumanizado encuentren nuevas palabras para viejas prácticas. La “economía colaborativa” fue uno de los últimos hallazgos para encubrir formas de explotación laboral impuestas por la dinámica de desempleo joven en muchas grandes ciudades del mundo. Como, después del auge neoliberal de los ’90 las trabajadoras y los trabajadores aprendieron en carne propia que detrás del concepto de “flexibilidad” se escondía la flexión a la baja de sus derechos, crearon el neologismo “flexiseguridad” para referirse entre otras cosas a liberar a los empresarios de sus obligaciones para con los asalariados en caso de despido. Este afán creativo también se advierte en la metáfora de la “mochila austriaca”. ¿Qué viene adentro de esa mochila bajo la poética neoliberal?

Datos

Hoy en la Argentina rige la prohibición de despidos y la “doble indemnización”. La primera normativa fue sancionada por el Decreto de Necesidad y Urgencia número 329 de marzo de 2020 y la segunda por el número 34, de diciembre de 2019. Ambas herramientas han tenido sucesivas prórrogas que llevan su vigencia hasta diciembre de 2021. La prohibición de despidos sin causa o con causas vinculadas a la merma de actividad producto de la pandemia estuvo acompañada de transferencias directas de parte del Estado al sector empresario para sostener los salarios en medio de la crisis. La doble indemnización se aplica sólo en el empleo privado en relación a los casos de despido sin causa o con invocación de causa inverosímil, carente de sustento o manifiestamente falsa. También contempla el despido indirecto.

En el año 2016, frente a la pérdida de puestos trabajo que ya se vislumbraba en el comienzo de la gestión de la Alianza Cambiemos, el Congreso Nacional y a instancias de los reclamos conjuntos de todas las centrales sindicales aprobó una Ley en ese mismo sentido que el Presidente de entonces Mauricio Macri vetó sin dilaciones. El saldo de esa decisión, y una política económica que privilegió la timba financiera en desmedro de la producción al tiempo que reducía sistemáticamente el poder adquisitivo del salario, fue la pérdida de puestos de trabajo y el deterioro del empleo. Mientras el desempleo trepó del 6,6% al 10,6% de la población económicamente activa, la tasa de subocupación creció del 9% al 13,1%, ambas durante los cuatro años de macrismo. Es decir, durante el gobierno de los ricos para los ricos, sin leyes que desalienten o castiguen los despidos, ni se formalizó el empleo ni aumentó la demanda de mano de obra. Sencillamente porque es mentira que la desregulación de las relaciones laborales dejando librada a su suerte a la parte más débil favorece la inversión y la creación de empleo.

Pero los neoliberales, tanto los que gestionaron durante los años ’90 del siglo pasado o más recientemente entre 2015 y 2019 como aquellos que ahora se presentan como novedosos animadores de TV bajo el rótulo de libertarios, no sólo señalan que la desregulación promueve el empleo, también aseguran que la presencia de leyes protectoras lo destruyen. Sin embargo, entre 2002 y 2007, mientras estuvo vigente una normativa similar a la doble indemnización, se crearon 2,1 millones de nuevos empleos en el sector privado de acuerdo a los registros administrativos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) y se observó una reducción de más de 10 puntos porcentuales en los niveles de informalidad. O sea, la regulación antidespidos no perjudicó la creación puestos de trabajo.

De los Alpes a los Andes

¿Qué hay dentro de la mochila austriaca o flexiseguridad? El término se instaló en el debate de las relaciones laborales a partir de la reforma laboral llevada a cabo en Austria en 2003. El principal elemento es la modificación del sistema de indemnización por despido que deja de estar a cargo del empleador. Cada trabajador posee una cuenta que puede o no formar parte de la seguridad social, donde mes a mes se deposita parte de su salario. Ante un despido sin causa o por caída en la actividad, el trabajador cobra de esa cuenta un seguro de desempleo hasta conseguir otro trabajo. Pero también puede optar en los regímenes jubilatorios de capitalización por no cobrarlo y dejarlo como aporte previsional. Dentro de ese esquema puede haber variantes en relación a quién paga el aporte mensual, si lo hace la empresa, el estado, el trabajador o una combinación de estos. También hay diferencias importantes en cuanto quién administra los fondos, lo que puede resultar en un apetecible negocio financiero. Más allá de estas diferencias no menores, lo que destacan desde algunos sectores empresarios es que desaparece como factor disuasorio el “costo del despido”.

Los argumentos a favor de la “mochila austriaca” se generaron en un contexto muy distinto al de la economía argentina. En primer lugar, el nivel de desempleo en el país centroeuropeo en 2003 era del 4,9 por ciento, muy lejos de los dos dígitos que tiene la Argentina posmacrista y pos pandemia. En una economía de pleno empleo se supone que las empresas se disputan mano de obra a partir de ofrecer salarios más altos, por lo tanto, dar facilidades a esa migración de obreros calificados evitaba que los empleadores vieran limitada esa posibilidad por el alto costo de las indemnizaciones pero no hacía perder puestos de trabajo ya que serían absorbidos por otra actividad más dinámica. En segundo lugar, la economía informal en las antiguas tierras de los Habsburgo era de apenas 9,2 al momento de aplicarse la reforma por ciento frente al tercio de la población económicamente activa que representa en nuestro país ese sector de los asalariados.

Aun así, los resultados de la aplicación de la “flexiseguridad” como sistema de indemnización en Austria fueron de malos a muy malos. El empleo precario en lugar de disminuir se intensificó. Los contratos a tiempo parcial crecieron de 18,4 por ciento en 2003 a 27,3 en 2018 sobre el total de los asalariados y el trabajo temporario aumentó de 6,9 por ciento a 9,1 en el mismo período. En suma, a pesar de ser un tipo de economía muy distinta a la nuestra cargar esa mochila no le trajo ningún beneficio a los trabajadores y las trabajadoras.

Producción y trabajo

La experiencia argentina demuestra que los programas económicos que propugnaron reducir derechos laborales para crecer en empleo terminaron destruyendo condiciones de trabajo, salarios y, al mismo tiempo, actividad económica y empleos. Por el contrario, cuando la intervención del Estado protege el empleo y, sobre todo, la capacidad adquisitiva del salario, el consumo enciende la chispa de la economía y las empresas, fundamentalmente las pequeñas y medianas, generan nuevos puestos de trabajo porque saben que hay mercado para colocar sus productos y servicios. En este sentido la inversión pública es un dinamizador sin igual en nuestro país para habilitar ese círculo virtuoso. Esa experiencia adquirida por el movimiento obrero desde la irrupción del peronismo como expresión de la justicia social constituye un aprendizaje histórico que no puede ser extirpado de nuestra memoria por los diversos intérpretes del neoliberalismo a pesar de que se presentes bajo los nuevos ropajes de la antipolítica para defender los viejos intereses del privilegio.

(*) Diputado nacional del Frente de Todos y secretario general de la CTA de les Trabajadores

Los datos fueron extraídos de:

http://www.trabajo.gob.ar/estadisticas/index.asp

http://www.centrocifra.org.ar/publicacion.php?pid=148

Bellod, José Francisco, Comentarios a la “mochila austriaca”, recuperado en https://www.academia.edu/41071100/Comentarios_a_la_mochila_austriaca_ jfbellod.blogspot.com

Publicada originalmente en: https://radiografica.org.ar/2021/07/07/una-mochila-cargada-de/