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Participó la secretaria de género de la CTA, Estela Díaz.

Se realizó el II Congreso de Mujeres en Dakar

Del 18 al 21 de noviembre en Dakar, Senegal, se desarrolló la 2ª Conferencia Mundial de Mujeres de la Confederación Sindical Internacional (CSI). Allí participó la Secretaria de Género de la CTA, Estela Díaz.

El Congreso estuvo centrado en el debate acerca del fortalecimiento del movimiento sindical, hacia una mayor afiliación sindical, y el liderazgo de las mujeres sindicalistas. Del acto de apertura participaron Sharon Barrow, presidenta de la CSI y la primera ministra de gobierno senegalés, Macky Sall.

El funcionamiento de los tres días se realizó a partir de un panel de dirigentes de los diferentes continentes, para luego pasar a talleres de trabajo, en algunos casos multilingües y en otros divididos por regiones.

Buena parte de esos espacios se le dedicó al debate de la campaña “Cuenten con Nosotras”, de la CSI, cuyo objetivo es lograr un mínimo de un 30% de mujeres en las conducciones de las centrales sindicales afiliadas. La CTA incorporó la noción de cupo a partir de la reforma de estatuto del año 2000. En los talleres también se habló de las dificultades para conseguir alcanzarlo en las federaciones, confederaciones y en las mesas de negociación colectiva. La representante de la CUT de Brasil, expuso la experiencia de su Central, que durante el último Congreso de 2011 votó la conformación de las conducciones nacional y estatales en paridad de género a partir del 2015.

Otro aspecto desarrollado fue la cuestión de los temas de cuidado y trabajo informal. Al respecto, Díaz señala: "Una características del trabajo de las mujeres en todo el mundo está atravesada por la tensión que genera la doble y triple jornada laboral, que supone participar del trabajo remunerado, seguir siendo las responsables de las tareas domésticas y de cuidado, además de la militancia sindical, social y política. También la informalidad laboral, que en promedio mundial llega al 40% de las trabajadoras, requiere de acciones claras y concretas en la agenda global del sindicalismo. Desde este punto de vista, fue muy interesante la experiencia de una campaña presentada para el sector de la pesca, por parte de una delegada de Angola. Las representantes de Europa se centraron en sus presentaciones entorno a los efectos de la crisis, la precariedad laboral y pobreza, especialmente para sectores inmigrantes, marcando las dificultades enormes para la sindicalización.

En el marco del II Congreso de Mujeres también se realizó la asamblea para la sindicalización de mujeres. Allí, la delegada de la Federación Estadounidense del Trabajo (ALF-CIO), compartió la resistencia que están generando las trabajadoras de Wall Mart. Allí han realizado una campaña de lucha en EEUU, trabajan un 57% mujeres, la empresa tiene una clara política antisindical, por eso han organizado campañas para defender la sindicalización y las condiciones de trabajo. Esas campañas son articuladas con los movimientos sociales y también interactúan con otros trabajadores. Buena parte de su estrategia consiste además en articular las luchas con trabajadores/as de las cadenas de distribución, para lograr fortalecer las medidas de lucha.

Allí, en el trabajo en grupos se centró especialmente en dinámicas para contribuir a profundizar el debate acerca de la afiliación y el trabajo con el sector informal. Surgió la importancia de tener estrategias específicas para afiliar mujeres trabajadoras y jóvenes. La necesidad de tener un departamento de organización sindical, que es necesario investigar dónde están las mujeres, cómo llegar a ellas, cómo abrir los sindicatos para llegar a formas de mayor acercamiento con la vida real y cotidiana de cada trabajadora y discutir estrategias de sindicalización, etc. Todas estas iniciativas requerirán que se tenga en cuenta los temas de cuidado de niños/as, los horarios de reuniones, el acompañamiento en red con otras mujeres, colocar reuniones en tiempos libres de las mujeres, avanzar con espacios que atiendan las temáticas de violencia, que sean mujeres las que van a organizar, las jóvenes a las mismas, pensar en el diálogo entre pares, como recurso para facilitar el diálogo y la cercanía entre la organización sindical, el lugar de trabajo y la vida familiar y cotidiana de trabajadoras y trabajadores. Finalmente además del tema de VIH/SIDA, se propuso profundizar el encuentro entre mujeres sindicalistas y feministas. Las agendas de ambos movimientos pueden encontrarse con la esperanza de construir una sociedad sin discriminación de ningún tipo, sin machismo, sin explotación y con igualdad.

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