En nuestra Patagonia hemos vivido la represión a diferentes comunidades mapuches, tehuelches algunas de las cuales terminaron en los asesinatos de Santiago Maldonado y de Rafa Nahuel.
La construcción del "enemigo interno" que llevó adelante el gobierno de Macri a través de Patricia Bullrich, responsable de esos sucesos e instigadora del odio racial contra las comunidades mapuches, tuvo nuestro repudio y preocupación por el objetivo de instalar esos discursos de persecución, odio, racismo, mientras se entregaban a extranjeros como Lewis millones de hectáreas apropiándose ilegalmente de lagos y caminos que deberían ser de libre acceso.
De la misma manera repudiamos la represión que se llevó adelante por parte de fuerzas nacionales y provinciales, violando derechos de niños, niñas, encarcelando a mujeres embarazadas, persiguiendo a integrantes de la comunidad, muchos de los cuales se encuentran detenidos sin causa, como nuestra compañera Andrea Despó Cañuqueo.
Este accionar que no hace más que profundizar un conflicto que debe tener otro tratamiento de fondo, de discusión política, de reconocimiento a los pueblos ancestrales, del derecho de acceso a la tierra, al agua, por parte de estas comunidades, como manera indispensable de vivir en armonía con su cultura. Mientras esto sucede, lo que se ve es la entrega de bienes naturales comunes a los grandes terratenientes, Lewis, Benetton y tantos otros que compran la Patagonia silenciosa pero constantemente, el intento de hacer negocios con las multinacionales que pasan por los bosques, el agua, las tierras, los minerales, etc, mientras las comunidades son hostigadas, perseguidas, reprimidas, sin resolver el problema de fondo.
Esto requiere una salida política que nuestro país debe comenzar a resolver, con diálogo, con convocatoria, buscando la comprensión y el respeto a los derechos de las comunidades originarias y del pueblo en su conjunto.
