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, por India Rodriguez

Celia Guevara

Jubilaciones compulsivas en la UBA

Utopía: fuerza y vida
Por India Rodríguez - De mi familia no hablo- dispara. Familia que tiene una figura que todo cubre y, seguramente, empaña: Ernesto, el hermano mayor. Ernesto que también es la imagen eterna y multiplicada de Alberto Korda en La Habana, allá por los años ’60.

Ella es delgada, con anteojos, el pelo lacio, canoso y un saco amarillo que recuerda las pinceladas de Miró. Ella es Celia Guevara, hermana del Che, arquitecta y docente de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, titular de la Cátedra de Historia Urbana que pasados sus setenta años le ha llegado la “invitación” a jubilarse. Nos recibe en el Instituto Gino Germani y le pedimos que cuente como ser posiciona ante esta jubilación compulsiva. Celia nos dice:

Estoy en la UBA desde hace treinta años. En Ciencias Sociales hará veintitrés, veinticuatro. No me acuerdo, soy arquitecta. Tengo un posgrado en Suiza en relación a los países en desarrollo y estoy ad honorem en la Facultad de Arquitectura. El problema es éste: la UBA tiene sus propios reglamentos. Decide cuestiones autónomas y después saca sus reglamentos y luego puede cambiarlos de golpe. Uno nunca sabe a qué atenerse. Entonces, ¿qué sucede? Los profesores tenemos que dar concurso para tener una cátedra, pero como nunca me llamaron a concurso hace treinta años que estoy interina. No te llaman a concurso por que no quieren, por que vos pedís que haya concurso. Luego cuando terminas, te dicen: te vas.

Te lo pueden decir por que no diste concurso. Si lo tuviera, tendría la posibilidad de ser consulta y esto no podría suceder. Esta es la situación de los mayores que somos interinos, no concursados. Esto se considera, como un trabajador en planta. Si estás treinta años, de hecho ya estás. Treinta años es una barbaridad, como para que te puedan sacar y te digan, usted no está concursada .

- Este ejemplo, de un trabajador durante treinta años en un empleo. En ese caso se podría hablar de derechos adquiridos...

En este caso no se puede hablar, por que la UBA tiene otros reglamentos. Pero así mismo son reglamentos que cambian todos los años... Además, la cantidad de interinos es enorme y son muy pocos los que concursan por que concursan los que quieren ellos y el resto no. Uno queda sin ninguna defensa. Acá en Sociales no tengo voto. Voto como graduada en Arquitectura, tampoco voto como profesora. Por lo tanto no puedo elegir a los candidatos para que todo cambie, siempre quedan los mismos. Esta es mi situación, luego de treinta años de trabajo. No existo.

Llevo dos cátedras en la Facultad, becarios del CONICET, dirijo maestrías en Ciencias Sociales y tengo un grupo de investigación que funciona desde hace casi veinte años, que también dirijo. Por todo esto me pagan siete mil pesos. Ahora, creo que con estos siete mil pesos no van a conseguir... ¿Cuántas personas? (ríe).

El portero de mi casa gana nueve mil y yo soy titular de cátedra. Digo, legalmente. ¿Es legal o ilegal? No se puede saber por que depende de lo que en ese momento decida el rector y el Consejo el Consejo Superior, es la representación de todos los decanos de cada Facultad, en la Universidad de Buenos Aires. Pueden cambiar, se juntan y deciden otra cosa. Pero es legítimo, creo, aunque no sea legal que una persona que está treinta años se quede, si quiere y sea consulto, o si quieren le ponen otro nombre. Pero si quiere seguir trabajando, ¿por qué lo van a sacar?

Esa es la posición del decano nuestro de Ciencias Sociales. Sergio Caletti no quiere que nos vayamos, se ha negado a que le saquen los profesores. En Arquitectura, el decano no se impuso y sacaron ochenta personas. Es un desajuste, sacan a la gente que lleva los grupos de investigación y ahora no hay quién lleve los grupos, ¿y quién atienda a los becarios? Es un desastre, por que el conocimiento se pierde. Lo creo fuera de mi cuestión personal; creo que la gente grande es la memoria de la Universidad y la tiene que transmitir directamente. No es lo mismo escribir. En Ciencias Sociales y Filosofía la memoria es importante. Por que, qué pasó en nuestro país y cómo llegamos a esto. Bueno o malo, no importa. Cómo llegamos, entonces puedo transmitir mi experiencia, otros también y así sucesivamente.

-Cualquier persona, trabajadora, cuando ve vulnerados sus derechos laborales consulta un abogado. ¿Usted lo hizo?

Hay varias cosas, la jubilación por ejemplo, a la que creo que nadie puede obligarte. En la jubilación hay una ley que es el 82% para nosotros en la UBA. Por eso digo es diferente por que el pueblo no lo tiene y nosotros lo tenemos. ¿Lo tenemos? Es mentira. Después, cuando llega el momento de jubilarte, te dicen, no hay plata y te dan el 70%. Consulto con el abogado y dicen te van a dar el 82%, pero el abogado es el abogado y la política no es el abogado. La política de la docencia es otra cosa.

El Consejo es quien decide y no hay posibilidad de ir a la ley. La ley de todas maneras, respecto de todos aquellos que no han cumplido setenta años, como ley es una ley nacional y sin embargo a los sesenta y cinco años los echan, como hicieron en Arquitectura. Ahí sí hay una base legal, pero no en mi caso, pasé los setenta. Para mí no hay base legal, lo que hay es una base laboral lógica. Si alguien está treinta años en un gremio, pertenece a él, no pueden argumentar, no, nos dimos cuenta que estuviste y llegaste a estar treinta años.

-Usted y otros profesores que están en igual situación, ¿cómo interpretan esta movida compulsiva a jubilarse?

Nadie sabe. Aparentemente, es un problema financiero. La UBA dice que no tiene dinero y que tiene que sacarlo de algún lado... Eso es lo que he oído, por eso digo con siete mil pesos míos, no sé... tienen que poner otro profesor. Le pueden pagar menos que a mí (se ríe) pero no mucho menos...
Hablan de seiscientas cincuenta personas, no sé si son las que ya echaron o aquellos que todavía no siguieron ese camino. A mí me sacaron en medio del cuatrimestre, o sea que mis estudiantes quedan acá, si yo no quiero no vengo más, pero igual vengo por que no puedo dejar así a mis alumnos. Es muy difícil que entienda las razones por las cuales se mueve la dirigencia. Lo que sí puedo decir es que la UBA tiene menos presupuesto que otras Universidades, por ejemplo, las llamadas del Conurbano, tienen mucho más que el presupuesto nuestro y menos gente y tampoco están jubilando. Al contrario por que los necesitan...

-Nos dijo que es titular de cátedras, ¿cuáles son?

Doy Historia Urbana y dentro de ésta vemos Utopías Urbanas. Todo el paquete, enseño a Sarmiento que tiene una utopía regional, Argirópolis. El otro es un franco argentino, Pierre Quiroule, un anarquista de 1914 que tiene una utopía diferente, también otros como Fourier, Moro. En el caso, más o menos actual, una norteamericana filoanarquista que se llama Ursula Le Guin.

Ahora, ¿qué dicen estos autores? No todos tienen la misma visión de lo que es la vejez. Cada uno de los autores que han hecho cuestiones urbanas, generalmente, tienen alguna opinión y dicen socialmente qué se hace con los niños, por ejemplo.

Desde el Taller que dirijo, cada grupo crea una sociedad nueva en Buenos Aires y en La Boca, con nosotros mismos. El grupo dice qué haría. Unos dicen con los viejos, no. Otros que los viejos, si. Con los niños ídem. Queremos ver cómo se podría mejorar el mundo, algunos en un área pequeña, otros en la totalidad.

Lo que se trata más que nada es que haya una renovación en el pensamiento, una apertura, que se internalice la idea de que lo que tenemos, lo tenemos heredado, impuesto y puede no ser así. Pensar que el mundo no es necesariamente como viene, sino que puede ser de muchas otras maneras y sobre todo mejores. No queremos ver distopías, queremos las utopías.

-¿Qué significa para usted la jubilación?

Sin entender nada de Derecho o cuestiones jurídicas. Para mí la jubilación es un derecho, debe serlo. La gente es toda distinta. Por ejemplo, los cincuenta años de una persona u otra son distintos. Hay gente que a los cien años todavía es joven, y otra que a los veinticinco es vieja. No tiene nada que ver con la edad y por de pronto no creo en las discriminaciones de ninguna clase, no se puede discriminar por edad, por sexo, raza, nacionalidad, ni por costumbres. ¡No se debe discriminar!

Por que todos los casos pueden ser diferentes. Los esquimales cuando la gente se hace mayor, dejan a los viejos en el hielo para que se mueran. Tienen esa visión que no es una utopía, es una realidad. Los dejan morir y los viejos van, por que no tienen otra salida. Es una comunidad y solos no podrían sobrevivir. Hay muchas maneras de ver las cosas. En una sociedad, más o menos organizada, como la nuestra creo que es un derecho que la gente pueda jubilarse cuando quiera. Si quiere jubilarse y no quiere seguir trabajando, quiere la libertad de utilizar sus tiempos para otra cosa, está perfecto. Pero los que no, por qué nos van a compulsionar. Esa es mi opinión en general e independiente de mi caso, respetar la persona y la opción de cada uno.

Como dije nosotros somos los viejos de la tribu, una vez que nos saquen, descabezan y se pierde la memoria. Una vez que se pierde la memoria...comienza una tierra arrasada, que es muy buena cuando vienen ideas fantásticas, nuevas. Pero no las veo. Estoy hablando de la Universidad, no hablo de la cuestión nacional. Dentro de la Universidad no veo que haya una razón, aunque sí creo que se debe renovar. La gente joven tiene que aparecer por que es otra condición, tienen energía, empuje, cualidades lógicas que la gente mayor las va perdiendo. Pero entonces, se pueden hacer cátedras paralelas, esa gente joven puede dar y si lo hacen, mejor. Se podrá decir, déjenme con siete u ocho alumnos y ustedes tendrán treinta o cuarenta inscriptos.

Creo que no se gana nada y sí se pierde mucho. Por que se van cortando lazos entre generaciones y eso siempre es malo. Las generaciones deben mezclarse, no creo en las cuestiones segregadas, los viejos con los viejos, los jóvenes con los jóvenes... la gente tiene que mezclarse para que el viejo le de al joven y el joven al niño y éste rejuvenezca al viejo. Esta es la manera en funcionaría mejor esta sociedad.

-¿Esta es su visión de la utopía?

En la cuestión que preguntás, sí. Es mi visión de la utopía, hay muchas otras cosas más. Pero en relación a estas cuestiones discriminatorias, sí. No puedo decirle a alguien vos, sos muy joven para ocupar ese puesto. A mí me han echado más de una vez, no es la primera. Los estudiantes, me han recuperado veces anteriores, pero eran otras razones. Siempre hubo una serie de situaciones adversas, dificultades. Por ejemplo no puedo tener becarios en la Universidad, mis becarios son del CONICET.

Creer en la utopía es lo que da vida y fuerzas

-Cómo es un día suyo. ¿A qué hora comienza?

Me levanto muy temprano, más o menos 6:30 de la mañana, luego leo los diarios. Me entero de todo lo que está pasando, sufro…

-¿Edición impresa u online?

Edición impresa, quiero ver el papel. Si paso rápido me olvido, tengo que mirar bien, volver a mirar. Ver quién dijo esto, qué dijo aquél y después generalmente vengo para acá o me voy de nuevo a casa a trabajar en la computadora, depende. A este lugar (el aula del Instituto Gino Germani) lo tenemos martes y jueves horario completo, los demás días son horarios fraccionados. Luego tengo una cátedra que va los días jueves. Tenemos trabajo de campo, vamos a La Boca con los chicos. Otro trabajo de campo es en Victoria en San Fernando (repiquetea con la lapicera el escritorio). Tengo una investigación radicada aquí pero pertenece al área de Arquitectura, la trabajamos con sociólogos sobre la cuestión urbana de Victoria que es complicadísima.

 ¿Por qué es complicada la situación de Victoria?

Es un área que tiene muchos barrios cerrados, villas miserias al lado de estos barrios, un cementerio completamente cerrado dentro del área, clubes náuticos cerrados que toman toda la costa y no dejan pasar a la gente. De costa hay pedazos dispersos, pero los clubes son los que dominan la costa. Además de dos ferrocarriles, uno de La Costa y el que va hacia el norte que es el de siempre y encima la autopista. Está todo fragmentado, un espacio dentro de otros espacios. Si uno sale de aquí, (ejemplifica sobre un papel trazando un punto) y llegamos a la costa, vamos viendo, gente pobrísima, un sector marginal. Después viene el Barrio FATE, un poco mejor. Luego llegamos al área de la clase media que es donde está el pequeño centro de Victoria y a medida que avanza, cada vez mejor hasta llegar a la costa, allí son mansiones con policía propia. En ese recorrido atraviesas todo el espectro social de la provincia de Buenos Aires.

 ¿Y con todo esto usted sigue creyendo en la utopía?

Creer en la utopía es lo que da vida y fuerzas. Esto no quiere decir que podamos llevarlo a la práctica y menos, yo aún. No va a poder ser. Pero si no existiera estaríamos ya resignados.

-¿Cuál es la teoría para no fotografiarse?

Mi gusto.

Es Celia Guevara. Y no habla de su familia. Ni quiere fotos. Ni privilegios. Y nos ha dicho: Hay gente que a los cien años todavía es joven, y otra que a los veinticinco es vieja. No tiene nada que ver con la edad y por de pronto no creo en las discriminaciones de ninguna clase, no se puede discriminar por edad, por sexo, raza, nacionalidad, ni por costumbres. ¡No se debe discriminar!

Así forja la utopía de un mundo para todos. Y a Celia pretenden jubilarla y contra su voluntad. No parece justo. Ni razonable.