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Isla Maciel: Tan cerca, tan lejos

Por Tabaré - “La casualidad, muchas veces, hace dibujos con la vida. Yo nací aquí, en Isla Maciel. Toda mi familia había era de aquí. Mi padre trabajaba en un astillero que ya no existe, mis tíos y tías en el frigorífico Anglo y mi madre en La Negra, empresas emblemáticas de una época que ya no existe. Después, cuando yo estaba por cumplir 16 años, mi familia se traslada a San Francisco Solano –donde vivo ahora.

Pero todo ese mundo que parecía perdido, y como el trabajo es llamador, me trajo a esta escuela secundaria, la Nº 18 en la Maciel, Avellaneda. A cuadras de donde nací”.

Quién cuenta su historia, se llama Ángel Lizárraga. Lizárraga ocupa el puesto de secretario “en la 18. Estamos en su despacho y un poco se asombra de la visita, “generalmente los periodistas vienen cuando hay un incendio o algún hecho policial- dice un poco riendo. Al preguntarle que imágenes le quedaron de su infancia en la Isla, Lizárraga se mete en el pasado y dice: “La infancia es como una marca de identidad, es donde se conforma la personalidad ¿no? En aquella época la Isla era como un pueblito, tenía clubes sociales donde todos los pibes íbamos, eran espacios de contención, se hacía deporte, los bailes, iba la familia y era una vida comunitaria, donde todo se hacia a pulmón, un mundo que te protegía. Puedo decir, fue una infancia linda. Y era población de trabajadores y trabajadoras”.

“¿Y ahora, como va?, el profesor duda un poco, después suelta: Otras costumbres, otra cultura, quizá uno extraña la contención, eso que el pan en la mesa era seguro, la mesa servida, los problemas eran otros. No es que todo tiempo pasado fue mejor. Era una vida más tranquila…pero si usted ahora camina la Isla, verá que los niños van solos a la escuela, de alguna manera conserva aire a pueblo. Lo que sí parece una población menos estable, más individualista, cada uno se cierra detrás de la puerta de su casa. Lo que sí, estamos transitando una buena época. En esta escuela, los pibes terminan la primaria (primaria y secundaria están unidas por un patio) y siguen acá, en la 18. Y ya estamos por largar algunas materias terciarias, es un proyecto pero avanza. Y arriba, en el primer piso, se está terminando de construir otro sector. Y hay gran inquietud, pibes y pibas, hacen murales, exposiciones de fotos, en fin, digamos que cuando está resuelto el hambre, comienza otra etapa. En ese etapa estamos”.

Un poco de historia.

La Isla Maciel –que actualmente dejó de ser isla al entubarse un riacho que la separaba de Avellaneda y que llevaba el nombre de Arroyo Maciel- y que hereda, precisamente, su nombre de Cosme Maciel nacido en 1784 y hombre de historia larga: Don Cosme fue descendiente de antiguas familias santafesinas que llegaron en la época de la conquista y colonización. Por lo escrito sobre la vida de este hombre, se dice que apoyó la revolución de Mayo, fue artiguista y estuvo de secretario de Estanislao López en épocas de revueltas y sus andanzas culminaron cuando fracasó una rebelión contra López y fue desterrado de la provincia de Entre Ríos, y formó su hacienda, precisamente, en la Isla Maciel. De ahí su nombre.

Escuela primaria Nº 6

Algo más de 200 niños y niñas cursan la primaria en la escuela que fue fundada por orden de Sarmiento cuando la Isla recién se estaba poblando y, el actual edificio donde ahora funciona la Primaria 6, fue construido en el primer gobierno del General Perón, y tiene esa característica arquitectónica de los grandes patios y techos altos. Hablando con algunas de las docentes –por alguna razón –que respetamos- evitaron dar su nombre, si aclarando que están en Suteba, con la CTA-, este fue el testimonio que nos dejaron: “ La Isla no es una Isla, lo digo en el sentido que si usted se traslada a la época de la crisis, al 2001 por poner una fecha, era otra la realidad sociocultural y económica. Entonces sí, era una comunidad aislada donde la deserción escolar, las carencias elementales como alimentación, agua, salud, eso hacia una población sufrida, en tránsito, desarraigada.

La Isla era un espacio de paso. Y eso repercutía en los niños en edad escolar, en general. Ahora se puede decir que hay ausentismo pero no deserción. Otro detalle, en la Isla hay comunidades de ciudadanos paraguayos y bolivianos. Hay un zona de cada comunidad. Aquí vienen todos los niños y no hay diferencia y la integración entre ellos es muy buena.

 Nos hablaron de la existencia de mucha violencia ¿qué hay de cierto?

 Sí, -afirma otra maestra. La violencia existe. Y tiene muchas aristas, la violencia contra la mujer o entre grupos -no los voy a llamar bandas porque no lo son. Hay droga, hay peleas internas… pero no es una violencia que no sea la que hay en el resto de la sociedad, sobre todo hablando de zonas periféricas del Conurbano. Es una minoría que sí, duele, es molesto, pero minoría. El grueso de la población de la Isla Maciel, digamos, es un barrio de trabajadores y trabajadoras. Me gustaría que esto quede claro. Aquí la gente anda tranquila por la calle…”

Salud y territorio

Vanesa Vera tiene 32 años, es promotora de Salud y depende del Ministerio de Desarrollo Social y conforma junto a otros diez promotores, la brigada de Salud del Frente Transversal, no sólo en la Isla sino que abarca otros barrios como el Doque (Dock Sur). Aquí también, para quién ha estado antes en la Maciel, se ve a simple vista que la época de la hambruna está, por suerte y fundamentalmente por presencia del Estado, lejos. Hay detalles: Es mediodía y los chicos y niñas van con sus guardapolvos blancos, sus zapatillas nuevas, y en la vestimenta, en los rostros es visible que el flagelo del hambre o de otras privaciones ha quedado lejos.

Yo nací aquí, nos dice Vanesa. Tuve la oportunidad de capacitarme y de seguir capacitándome. Y lo nuestro, como promotores, es la prevención. Salimos a vacunar y vamos casa por casa, o además tenemos los chicos en la escuela, ya que los planes del gobierno apuntan a evitar la deserción. Entonces el control se facilita. Y no es solo eso, por supuesto. Hay buena honda con la municipalidad de Avellaneda y con el Intendente también. Acaban de terminar la salita, que es más que una salita. Ya las mamás o los ancianos no tienen que ir al Argerich para hacerse un chequeo o ponerse una vacuna. Aquí llegan los pediatras, se asiste a mujeres jóvenes y se dan charlas sobre métodos anticonceptivos.

 ¿Madres niñas…?

 Madres niñas. Desde el Ministerio nos bajaron un proyecto de formar cooperativas “Mujeres van por más”, se llama el plan. Y apunta a madres solteras con chiquitos, darles trabajo, buscar la forma de hacer una guardería, que puedan trabajar. Ya tenemos tres cooperativas en marcha de unas 25 madres cada una. Los de madres niñas es un tema cultural ya que métodos de prevención, todos. Ahora si alguna chica quiere colocarse un DIU, hace la revisación y se lo colocan, aquí mismo. Pero ya le digo, hay una cultura y la prevención que va lenta. Pero va.

Esta conversación con Vanesa ha transcurrido en la sede del Frente Transversal, que está frente a la placita, donde, como todo pueblito que se debe, del otro lado está la Iglesia y en la otra cuadra el Club del barrio. Club que están refaccionando. En un momento de la entrevista, llega al local la hermana mayor de Vanesa, María Estela Vera. Con ella, con María Estela y otras muchachas, madres jóvenes también, hace años cuando la hambruna era lo que prevalecía, se hizo una nota y donde las preocupaciones del momento era conseguir una copa de leche, abrigo para los niños, como trasladar un enfermo y lo macabro que era “ser dueño de un muerto”, donde había que hacer colectas y otras desdichas. Sí, me acuerdo –dice María Estela.

De esa época, lo mejor es no olvidar. Si no se tiene memoria no se sabe porque ahora estamos como estamos. Hay un Estado presente, hay políticas hacia los sectores más desprotegidos. Y digo, si hay un lugar donde se nota eso que proclamamos, esta década ganada, es en esta comunidades que estaban olvidadas de toda justicia social. Recuerdo, cuando la crisis que llegamos a ser algo más de 3 mil habitantes en la Maciel. Ahora andamos por los 7 mil. Y creo que la Asignación Universal por Hijo fue el acierto mayor para nosotros, los sectores más carenciados.

 Se habla que la Isla es un gueto…

 Los diarios o la tele. Vienen y siempre encuentran quién dice que te roban a pleno día o, hubo una riña y un muerto. Se vive tranquilo. En lo personal, yo tuve suerte: me hice en el Frente Transversal, me hice en la CTA y pude avanzar, y poder pelear por lo que una quiere, por su familia, por el barrio, por los pibes. Parece que molesta esta realidad. En serio. Vienen y no ven que ningún niño anda en pata, que están vacunados, que la mortalidad infantil a decrecido casi a cero. No hay que enojarse, son intereses políticos. La Isla es un lugar donde puedes dejar a tus hijos en la vereda, jugando. Mejor vamos a dar una recorrida.

En la recorrida por las distintas calles de la Isla se encuentran casas o conventillos -iguales a los que había en La Boca- y que sería bueno que fueran declarados monumentos nacionales, ya que marcan la época migratoria y la cultura que trajeron de distintos lugares de Europa. Casas con frente de chapas de dos o hasta tres pisos. Un lujo arquitectónico. Seguimos.
Frente la Riachuelo, se está levantando un complejo de 250 casas –no un monobloc, no, se hizo respetando como vivimos aquí, como un pueblo –es María Estela de anfitriona. Ya están para entregar unas 30 viviendas. Luego de visita en El Envión, un emprendimiento provincial de apoyo para la población de 12 a 18 años. Hablamos con Inés Soria, Trabajadora Social dependiente de la Municipalidad de Avellaneda. Habla de apoyo escolar o de lugar donde los chicos pueden estar hasta que regresen sus padres. Se hace mucha comunidad, se comparten los entretenimientos con hacer los deberes o estudiar para el otro día.

También se menciona la violencia, muchas armas -dice.

Paco

Para terminar, en bandada, caemos sobre la Parroquia de Nuestra Señora de Fátima, Santa Patrona de la Isla Maciel, para encontrarnos con Francisco Olveira -Paco para todo el mundo. (Como va en reportaje aparte, solo hablaremos brevemente de este cura que forma parte de Curas de la Opción por los Pobres). Junto a los viejos juegos de metegol, en la paredes de la Parroquia se puede ver un póster del Che y más abajo otro del Gauchito Gil. En la entrada grandes póster del obispo asesinado, Enrique Angelelli: Yo no puedo practicar la resignación, es la frase que acompaña el mural. El padre Múgica mira desde su fe, joven, detenido en el tiempo y con tanto por hacer.

Algunos chiquitos corren por los patios. La Parroquia es la casa del pueblo.
El celular de Paco, cuando suena, mete escándalo: tiene como llamador la hinchada de Boca de fondo. Y está en plena fama ya que fue “subido” al Tango 1 por invitación presidencial y viajó a Río de Janeiro para la misa del Papa. Y vamos a robar una anécdota del reportaje que va por fuera de esta nota. Cuenta Paco que cuando murió Néstor Kirchner, sacaron la Imagen de la Virgen de Fátima y la fueron llevando a hombro hasta la Casa Rosada. Cuando llegamos había un mundo de gente-cuenta Paco- y nos dijimos, no va a poder ser. En eso llegan un grupo de mujeres, que nos parecieron mujeres ya que era de noche, un poco altas y a los gritos nos van abriendo paso y así entramos, pudimos pasar con nuestra virgencita como reconocimiento a Néstor. Los que nos abrieron paso, era la agrupación Putos Peronistas. Hemos quedado amigos y trabajamos juntos cuando podemos y fue una manera de derrumbar prejuicios”. Es Paco Olvera y sus transgresiones.

O mejor dicho, si hemos mencionado al Che junto al Gauchito Gil, a Múgica, a niños corriendo libremente por los patios de la parroquia, es por suponer que Francisco Paco Olveira y la Maciel, no puede ser de otra manera, son parte de la misma carnadura: la opción por los pobres.

Despedida

A la Isla, desde Capital se puede ingresar, por la Peatonal del Puente Pueyrredón, una moderna instalación hasta con ascensores o utilizar la canoa que cruza junto al Puente Negro. La elegida fue la pequeña canoa que permitiera “navegar” el Riachuelo. Cobra 1,50 por cabeza y tarda seis minutos (si no hay muchos viento). La Maciel se va apartando, ha sido un viaje hacia el interior de un territorio que está ahí y sin embargo, está lejos. Otra cultura y un reflejo de ese otro país que está emergiendo o, que ya es presente.

Fotos: India Rodríguez