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Dos años sin Néstor Kirchner

, por Luis Giannini

Hoy hace dos años que se nos fue físicamente, el mismo día en que se hacía el censo del bicentenario, al cual le tuvimos que poner el cuerpo porque la cosa venía complicada, como el clima físico y político. Siete días después del espantoso asesinato de Mariano Ferreyra, por mano de la patota sindical-empresarial tan simbólica de los noventa. Eran días difíciles y convulsionados donde la derecha se estaba cobrando, con revancha y odio racista, la algarabía y la enorme emoción popular del bicentenario, donde nuestro pueblo festejó la reconquista de sus derechos más fundamentales.

Hace dos años que ya no está quien fue reconocido como su “padre político” por Evo Morales, quien sigue al frente de un pueblo que decidió retomar la resistencia de Tupac Katari y refundar el Estado boliviano para que la soberanía fuera popular alguna vez, es decir de la mayoría indígena de esos pueblos. El más que compañero, “ hermano”, para el comandante Chávez, el gran amigo entrañable de Lula y el gran patriota latinoamericano para Javier Correa. Lo que hicieron juntos estos presidentes tan parecidos a sus pueblos, repudiando el ALCA frente a la nariz de Bush, enfrentando los golpes de la derecha en Bolivia, Ecuador y Venezuela, no tiene precedentes en nuestra historia sudamericana y siempre con Néstor en el centro de la escena, como el gran protagonista, inspirador de la Unasur, la CELAC y el nuevo Mercosur donde la integración es a favor de los pueblos y no sólo de los capitalistas.

Desde el primer gesto de gobierno, iniciado con apenas un 22 % de los votos, cuando la suma de los candidatos de la derecha obtuvo el 68 % (Menem, Murphy, Carrió y R. Saa), en el que dijo que no venía a ser gerente de las corporaciones, sino presidente de su pueblo, demostró que fue peleando cada día la batalla por la soberanía popular y la reconquista y ampliación de derechos para nuestra gente, precisamente enfrentando a las corporaciones.

En el primer aniversario del 24 de marzo que le tocó como presidente confirmó que no había llegado al gobierno para dejar las convicciones en la puerta de la Rosada, decidiendo el fin de la impunidad y que llegara la hora de la memoria, la verdad y la justicia. Ahí se convirtió en un hijo más para las Madres de Plaza de Mayo, esas mujeres defraudadas y engañadas por muchos políticos, humilladas y asesinadas por los milicos y sus patrones civiles, estafadas por la justicia de la impunidad, que jamás bajaron los brazos, pero que un día los extendieron para abrazarlo. Esos gestos hicieron que muchos que dudaban se hicieran sus fervientes seguidores, aún proviniendo de experiencias políticas muy diversas, principalmente de la más triste, la decepción.

El chau Fondo Monetario , asumiendo la quiebra y pagando con condiciones propias la deuda que le dejaron los corruptos gerentes , abogados y amigos de los buitres financieros. La apuesta por el trabajo y la producción, la vuelta de las paritarias y el Consejo del Salario, por la inclusión social y la ampliación de derechos, para terminar con la marginalidad de la gran mayoría, son los gestos donde nuestro pueblo se pudo recuperar como sujeto político refundado y nuevo, que comenzó a superar su fragmentación. Y lo más importante por haber conquistado el amor y la devoción de los jóvenes, esos protagonistas tan ausentes desde los setenta del escenario de la política, que la derecha había conseguido ensuciar y expropiar como espacio popular y juvenil de participación.

Luego vino la gestión de Cristina, acompañada por Néstor como Secretario General de la Unasur y como diputado, con su humildad de diputado enamorado de su pueblo y de su presidenta. Esa prédica del amor frente al odio, que lo llevó a preguntar ¿qué te pasa Clarín?, luego de haber soportado varias tapas golpistas sin caerse, o de haber superado el escaso año de gobierno que La Nación le pronosticaba, luego de haberle dicho a Escribano que no iba a seguir el plan de gobierno que quisieron imponerle. El amor que brilló con la Asignación Universal por Hijo, la Ley de Medios y el clamor del bicentenario, sobre el odio de clase de los patrones del campo y sus lacayos mediáticos y políticos. El amor que nos mostró que era inmenso cuando Néstor se murió. Ahí entendimos que el gesto del amor no tenía límites. Nos duele mucho que no esté, pero esa falta de límites es el mayor impulso que tenemos para continuarlo en sus convicciones.

Los que estudiamos historia decimos que cuando se acelera y se profundiza el cambio de rumbo en las sociedades, cuando aparece una ruptura con las continuidades del pasado que se constituye como una bisagra donde la historia pega un giro importante, estamos en presencia de un proceso que puede ser revolucionario. No tenemos la certeza de que este proceso lo sea en su totalidad, aunque tenemos la esperanza y la convicción de sumar todos los esfuerzos posibles para lograrlo. Pero de lo que sí tenemos certeza es que el gran iniciador revolucionario de este proceso es Néstor Kirchner. A dos años de que ya no está físicamente entre nosotros, hagamos que sus convicciones de cambio sigan siendo el referente máximo de nuestras luchas y desvelos. Por todos los cambios profundos realizados y por los que falta realizar para completar la Liberación Nacional y Social, con Justicia Social, Democracia y Soberanía Popular, en el marco de la Patria Latinoamericana.

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