Trabajadores activos, del sector público y privado, jubilados y pensionados, hicieron oír su voz en las calles de las ciudades más importantes de Portugal, para exigir soluciones a la difícil situación que atraviesan con la suba del costo de la vida. Aumento del salario mínimo, 35 horas para todos, la erradicación de la precariedad, la defensa de la negociación colectiva, el reforzamiento de los servicios públicos y funciones sociales del Estado fueron algunas de las demandas que allí se reclamaron.
En la marcha central, Isabel Camarinha, secretaria general de la CGTP-IN resaltó en su discurso: “Luchamos porque no aceptamos la postergación permanente de las respuestas que faltan cada día; porque la situación que atravesamos exige un cambio de rumbo. El modelo desgastado basado en salarios bajos y precariedad no puede continuar. La explotación que genera desigualdades, con los ricos enriqueciéndose a costa de los trabajadores y del desarrollo del país, debe terminar”.
Esta movilización fue una de las acciones de lucha, que comenzaron el 15 de septiembre y que seguirán con huelgas en el sector de la salud, la seguridad social, la administración pública y el correo, además de un paro nacional previsto para 18 de noviembre.