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Conferencia Intercontinental

Consolidar la democracia para frenar la militarización en América Latina

La Red Internacional No a la Guerra - No a la OTAN, el Círculo Latinoamericano de Estudios Internacionales (México) y la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (Argentina), organizaron una Conferencia Intercontinental enfocada en políticas y estrategias mundiales de la OTAN y sus implicaciones para el Sur Global. El secretario general de la CTA, Hugo Yasky, participó de una de las mesas debates sobre Militarismo en América Latina

Alternativas políticas, sociales y humanas para la paz, la seguridad y el medio ambiente en América Latina y la presencia de la OTAN para preservar los intereses económicos y estratégicos de las potencias occidentales, especialmente de Estados Unidos fueron los ejes del encuentro que se desarrolló en el Salón Arturo Illia del Palacio del Congreso de la Nación.

“Es hora de situar a los seres humanos en el corazón del nuevo mundo. Nosotros, como miembros de la Red Internacional No a la Guerra - No a la OTAN, del Círculo Latinoamericano de Estudios Internacionales y de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, nos proponemos actuar sobre estos temas y presentar alternativas creíbles. Los eventos en Buenos Aires profundizarán en el movimiento de la sociedad civil global por un mundo libre de la OTAN, pacífico y sostenible”, dictaba el documento del programa de la actividad.

El funcionamiento del evento fue a través de mesas debate y paneles de discusión. Algunas de las otras personalidades que participaron fueron Miguel Monserrat, de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos; el senador Daniel Filmus; Ernesto Alonso, presidente de la Comisión Nacional de Ex Combatientes en Malvinas; Obey Ament, del Partido Comunista Francés; Stella Calloni, del Mopassol; Ana Juanche, del SERPAJ de Uruguay; Enrique Daza, de la Alianza Social Continental (Colombia) y Marie-Christine Vergiat, (Francia), miembro del Parlamento Europeo, por nombrar algunas de ellas.

Durante la primer jornada, y acerca de la importancia de realizar una conferencia de militarización, Miguel Monserrat sostenía: “Hace muchos años que venimos trabajando en este tema. Cerca de diez, cuando comenzó a aparecer como una de las cuestiones más graves, no sólo para la defensa del derecho a la paz de los pueblos, también el derecho a la autodeterminación. Y además en el marco de una verdadera ofensiva del imperialismo que consideró claramente que había perdido terreno en nuestro continente y que esto se expresaba en el surgimiento, por un lado, de numerosos movimientos sociales muy diversos y muy amplios y por el otro lado, la aparición de gobiernos elegidos por la voluntad popular que mantenían un criterio claramente dirigido a consolidar las instituciones y la autonomía frente a situaciones heredadas del pasado y a modificar la realidad: enterrar el neoliberalismo y los consejos del Consenso de Washington y a promover políticas activas de crecimiento económico con mayor participación social. Eso fue una ofensiva que hizo necesario que nos preocupáramos por eso, enfrentándonos claramente a que no solo hay un peligro por la militarización, sino que el brazo armado del imperio que ahora es fundamentalmente la OTAN, va acompañado por el otro brazo que es el dominio y la manipulación mediática, que conforma una suerte de tenaza que amenaza todo estos procesos de cambio y de progreso social”.

El secretario general de la CTA, por su parte, durante su intervención en la mesa sobre militarismo -de la que participó junto a Darío Azzellini, de la Universidad austríaca Johannes Kepler y a Luis Gutiérrez Esparza, de la Red No a la Guerra, No a la OTAN, del CLAEI- agregó: “Creo que la amenaza real y objetiva de la presencia militar extranjera estadounidense en relación con otros gobiernos de la región requiere en esta etapa que estamos viviendo, una respuesta fundamentalmente de tipo política. Como por ejemplo, la profundización de los procesos democráticos, la mayor presencia del sector público y el mayor control de las organizaciones sociales y ciudadanas sobre los movimientos de los gobiernos. El control de los tratados bilaterales y del funcionamiento de muchas empresas, que a veces bajo la apariencia de aportes tecnológicos o médicos, en realidad están haciendo un tráfico de experiencias paramilitares. Como lo hemos visto en Bolivia, Venezuela, Colombia, Chile y como de alguna manera lo veremos en países como Brasil o Argentina. La penetración sofisticada de sectores vinculados a esta especie de 20.000 irregulares ,entre comillas, pero que están entrenados bajo normas IRAM determinadas por Estados Unidos y sus expertos en contrainsurgencia, creo que todo eso nos tiene que poner en alerta. Y construir la conciencia necesaria para generar las condiciones para que la sociedad civil y las organizaciones populares estén de condiciones de poner límites en el único terreno en que podemos ser más fuertes que ellos: el terreno de la acción política”.

Para Yasky, “El colonialismo a cara descubierta en Malvinas es solamente uno de esos desafíos. Tenemos que ver lo que significan las bases pero también la penetración sofisticada de redes que en todos nuestros países, a través de empresas privadas de seguridad, empiezan a constituir un sujeto que porta armas, tiene entrenamiento y logística paramilitar y que de alguna manera está por fuera del control del sector público y del que establecen las leyes”.

Este evento, contó con el auspicio de organizaciones como el Servicio de Paz y Justicia (SERPAJ), la Asociación Americana de Juristas, el Consejo Mundial de la Paz, la Alianza Social Continental, la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos y el Movimiento por la Paz, la Soberanía y la Solidaridad entre los Pueblos (MOPASSOL).

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