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Bajar la tasa de imputabilidad sería un retroceso para nuestra sociedad
La Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) hace suyas las declaraciones de la secretaria general de CTERA; Stella Maldonado
como aporte al debate sobre la baja de la edad de imputabilidad y la creación de un régimen juvenil penal:
Sancionar un régimen penal juvenil será un avance para la democracia, bajar la edad de imputabilidad sería un retroceso para nuestra sociedad, y para el camino de restitución y ampliación de derechos emprendido en el 2003.
Una vez más se instala en la agenda pública la falacia de discutir un régimen penal juvenil vinculado a la idea de bajar la edad de imputabilidad.
Se lo agita además en el medio de una campaña electoral, el momento más inadecuado para no quedar preso de la demagogia punitiva que ya ha dado tantos fracasos.
Argentina está en mora respecto de sancionar un régimen penal para los adolescentes de 16 a 18 años, con penas e instituciones adecuadas al propósito reeducativo que deberían tener siguiendo la manda constitucional. Así lo ha hecho saber la Corte Interamericana de Derechos Humanos en su dictamen sobre los casos de jóvenes con condenas a prisión perpetua por delitos cometidos cuando aún eran menores de edad.
Es imprescindible avanzar en este sentido, para garantizar el derecho a la defensa en juicio y la aplicación de una norma penal en caso de condena.
Lo que de ninguna manera aparece como necesario es bajar la edad de imputabilidad; las estadísticas muestran que la proporción de adolescentes menores de dieciséis años que cometen delitos graves es ínfima.
Nuestras cárceles están llenas de jóvenes pobres sin condena, muchos de ellos víctimas del narcotráfico, sometidos al permanente maltrato y manipulación de las mafias enquistadas en el Servicio Penitenciario que incluso los saca de la cárcel para delinquir.
¿Es esto lo que queremos para nuestros chicos?
Cuantos casos como el de Luciano Arruga y Ezequiel Demonty tendrán que suceder para que nos decidamos a hacer lo que hay que hacer. Transformar y democratizar la justicia, la policía y la vida en las cárceles.
La solución al problema de la inseguridad no pasa por encerrar a nuestros adolescentes más temprano.
Dice Javier Auyero en su reciente libro “Violencia en los márgenes”, que no hubiese sido posible la extensión y magnitud del narcotráfico y el robo y desarme de autos sin tutela policial.
Si todos saben donde está la raíz del problema de la seguridad, por qué poner la lupa sobre los pibes que no tienen todavía dieciséis años. Ellos no pueden defenderse como corporación y necesitan que los adultos los protejamos. Proteger a los niños para no protegernos de los niños.
Desde la derecha económica, ideológica y política celebran: “Por fin el gobierno admite que hay inseguridad”. Hipócritas, cómplices del genocidio del terrorismo de estado y del vaciamiento del país hoy celebran que sus ideas avancen en la opinión pública.
Sancionar un régimen penal juvenil será un avance para la democracia, bajar la edad de imputabilidad sería un retroceso para nuestra sociedad, y para el camino de restitución y ampliación de derechos emprendido en el 2003.