, por CTA Comunica

Axel Kicillof: “Honrar a Néstor hoy es organizarnos, militar, recorrer y es ir a discutir, pero no a los canales de televisión, sino a las fábricas, a las escuelas, a los barrios”

Discurso del Gobernador al cierre del acto en ATE Capital en homenaje a Néstor Kirchner.

Primero, antes que nada, quiero agradecerle a la CTA, a ATE. Es cierto lo que contó el Tano, el 17 de octubre me dijo: “Mirá seguro que ese día habrá un montón de actos". Creo que es al tercero que vengo. Me dijo: “Nos gustaría que nos acompañes en ATE Capital, para decir unas palabras, para estar en el descubrimiento de una placa en homenaje al que fue un patriota, un héroe, al gran Néstor Kirchner”. Por eso inmediatamente le dije: “Bueno, vamos a ver la agenda”. Pero sépanlo, para no dudar, cuando yo digo vamos a ver la agenda es que sí y aquí estamos. Muchísimas gracias por este hermoso acto.

Todos hablamos de los sentimientos contrapuestos que uno tiene en esta fecha. Hoy estamos conmemorando los 12 años de la muerte de Néstor, pero no sé si va a ser una contraseña como las de Hugo, pero todos los que estamos acá, sabemos que es difícil conmemorar una muerte, porque Néstor no se murió.

(Cánticos: “¡Néstor no se murió … ¡” )

Que lo entiendan todos. Es eso lo que estamos haciendo hoy y quiero también aprovechar este encuentro para hablar, como lo han hecho todos, de la relación que hemos tenido con Néstor, pero principalmente, con el movimiento político al que él le dio origen.

Vos, Tano, comentabas las dificultades que tenías en el gremio, que se había despolitizado. Hablaba Hugo de la cuestión de la discusión de la autonomía del movimiento sindical con respecto al Estado, a los partidos políticos, con respecto a la dirigencia política y yo creo que el papel de Néstor, entre todo lo que uno puede mencionar, recordar, entre lo que en pocas palabras puede decir, tiene una de sus claves en esta cuestión. Por eso quiero hablar de una experiencia generacional.

A mí me tocó empezar a hacer política cuando volvió la democracia. Cumplía 13 años, allá por el año 83, 84 y entraba al secundario, volvía la democracia. El Centro de Estudiantes había estado prohibido y quiero decir, que se escuche muy bien acá en la Capital Federal: ¡Aguanten los centros de estudiantes! Qué quieren, que los pibes y las pibas sean clientes, sean pasivos, no participen, pero empezábamos entonces como generación de la vuelta de la democracia un proceso que tuvo idas y vueltas.

En aquel momento, cuando comienza el gobierno de Alfonsín lleno de entusiasmo, acompañando principalmente dos elementos. En primer lugar la cuestión de la Memoria, la Verdad y la Justicia, la lucha por los derechos humanos, cárcel y castigo a los milicos. Cortábamos la calle, marchábamos para apoyar a ese gobierno y para apoyar a quienes están acá, las Madres de Plaza de Mayo, luchando porque se conociera la verdad y los responsables pagaran.

La lucha de los organismos de derechos humanos era constitutiva de la vuelta de la democracia, pero también un proyecto económico que nos entusiasmaba, que Alfonsín había fraseado diciendo con la democracia se vive, se educa, se cura, comprendiendo así que la democracia política venía también como una democratización de la economía, venía la vuelta de un modelo económico para las mayorías populares; que esta democracia iba a responder también a la necesidad de un pueblo que había sufrido las políticas de endeudamiento, de fuga, de desindustrialización, era un proyecto de derechos humanos, pero también esperábamos un proyecto económico.

Y tengo que decirlo porque fue una experiencia personal. Eso terminó por varios factores que no vamos a discutir hoy, pero terminó en dos frustraciones. Terminó en una frustración del proyecto político económico, cuando aparecen esos sectores de nuevo -dentro y fuera del Ministerio- con una política económica que ya no era de corte popular y termina con aquellos golpes de mercado, con una situación de hiperinflación. Frustración en lo económico. Y en los derechos humanos, en la lucha por la Memoria, la Verdad y la Justicia; es un gobierno que lamentablemente termina con la Obediencia Debida y el Punto Final.

Ese fue el ingreso de una generación a la política, llena de entusiasmo, peleando por la integración latinoamericana, por el movimiento obrero, por los derechos humanos y terminó en una enorme frustración, que después desencadenó en esa época de los 90 donde el neoliberalismo habitaba en la cúpula del poder económico y también político. Y eso provocó para la misma generación y para los que ingresaron después a la política, una etapa de desmovilización, una etapa de despolitización, de desinterés, de individualismo. Recuerdo que entrando ya a la Universidad, al que repartía un volante se lo hacían un bollito y le decían: “Yo vengo a estudiar, no puede entrar la política”. Era producto de esta frustración y de un gobierno que en los 90 llevó adelante un plan de desindustrialización, de exclusión social, de pérdida de derechos, de privatizaciones.

Esta desmovilización, esta despolitización, esta verdadera vuelta al individualismo y al egoísmo era un efecto deseado. Querían que el malestar, el malhumor, acaso el miedo económico, seguro la desesperanza de una generación que con las políticas neoliberales sabía que estaba liquidada, que estudiaba, que se formaba, pero que seguramente no iba a haber trabajo. Con eso, como contrapartida, querían a una juventud y a un pueblo dócil, desmovilizado, despolitizado, contra los sindicatos, contra la política y contra el Estado.

Ese era el estado de situación cuando estas políticas nos llevaron a una de las crisis más grandes de la Argentina, que fue la crisis de 2001. Y ahí de nuevo. ¿Te acordás, Hugo, el manual de los neoliberales? Estaban discutiendo cómo dolarizar, estaban discutiendo cómo dejarnos sin moneda, sin soberanía, cómo dejarnos sin nada. Pretendían que la salida de la crisis de 2001 fuera todavía más neoliberalismo, fuera la misma política, fuera lo mismo pero más rápido y más profundo. Eso quería un sector para salir de la crisis del 2001.

Por eso hoy venimos a reivindicar a este hombre. Porque Néstor hablaba en este acto que vos mencionabas, que él pertenecía a la generación de los 70, una generación diezmada. Vino a decir que en su generación había habido pérdidas de miles de compañeros, pero creo que al tiempo que nos hablaba de esa generación de los 70, que se identificaba, que tomaba esa posta, lo importante de Néstor era que, mientras hablaba de esa generación, despertaba a otra. Creó una generación política. Hizo que la juventud, hizo que los trabajadores, hizo que la militancia volvieran a sentirse parte, volvieran a creer en la política, tuvieran de nuevo un proyecto de sociedad, un proyecto de América Latina unida.

Permítanme una reflexión más. Porque en aquel momento, Tano, la juventud que en los 90 vio que el Estado la perseguía, que el Estado la oprimía, que el Estado estaba utilizado, habitado por los sectores del poder real, del poder económico, y que empleaban al Estado para llevar adelante esos proyectos económicos y represivos, esos proyectos primarizadores y de exclusión; ese Estado vimos y pensamos que el Estado era un instrumento de opresión, de represión, de ajuste. Esa es otra cosa que tenemos que agradecerle a Néstor con esas actitudes que a veces parecían casuales, con ese desparpajo, con eso de bajar del escenario, abrazarse, de ser parte del pueblo, nos explicó que no, que el Estado es un instrumento que en manos de la clase trabajadora puede transformar, puede dar dignidad, que el Estado puede ser rebelde. Lo decía la compañera Cristina.

Nos enseñó demasiado que la política, la militancia y el Estado, eran los principales instrumentos de transformación. Que el Estado también era un campo de disputa y un campo de batalla y es un instrumento que se puede usar para el proyecto más conservador de la derecha, pero que es un instrumento, como estuvo en manos de Néstor y Cristina, que pueden usarse todos los días para reconocer y devolver derechos, para hacer justicia. Néstor vino a continuar esos anhelos, esos sueños que tuvimos cuando volvió la democracia. Vino a aplicar en el Estado la política de Memoria, Verdad y Justicia.

Yo vi la película “1985”. Quiero que ahora se haga otra película de cuando se tiraron estas leyes de impunidad al carajo, y cuando se juzgó realmente a los crímenes de la dictadura. Quiero ver esa otra película, porque es la película del triunfo de un pueblo, cuando Néstor y Cristina juzgaron a los responsables, cuando recuperaron la Esma, cuando bajaron los cuadros. Esa es la película que cierra esa etapa.

(Cánticos: “¡Patria sí, colonia no!”)

Por eso yo siempre recuerdo -y todos recordamos- esa frase que dijo Néstor cuando asumía, esa de “Vengo a proponerles un sueño”. El tema no es que vino a proponernos un sueño, el tema es que convirtió esos sueños en realidades y el tema es que no nos llamó a soñar y a dormir, sino a despertarnos y militar. Eso es, nos despertó proponiéndonos un sueño que empezamos a soñar todos y empezamos a transformar y a construir colectivamente.

Por eso me parece también que en un día de homenaje a un grande, que dio vuelta como una tortilla lo que parecía la desmovilización, la despolitización, que nos hizo ingresar de nuevo a la política a millones de argentinos. Ese legado nos deja. Decía hoy el Cuervo Larroque, que honrar a Néstor, recordar a Néstor, homenajear a Néstor, es bancar a Cristina. Estamos acá recordando a Néstor y bancando a Cristina.

Quiero decir también, porque estamos en una coyuntura histórica, argentina y mundial, de tremenda complejidad, de tremenda confusión también. Es ahí donde hay que volver a nuestra doctrina. Es ahí donde tenemos que volver a un grande como Néstor. Recordaba también ese discurso del 25 de Mayo de 2003, en el cual Néstor además de hablar de eso, además de decir que no iba a optar por el pragmatismo, por la medición permanente de la correlación de fuerzas, por el oportunismo y el conformismo, que no venía ni a arrepentirse, ni a indefinirse, además de decir que no iba a dejar sus convicciones en la puerta de la Casa de Gobierno, hizo algo muy importante. Explicó en este discurso, brevemente, cómo iba a estar el pilar del crecimiento económico que iba a disfrutar nuestro pueblo durante los próximos años.

La clave de ese crecimiento económico es a la que tenemos que volver ahora. Fíjense, decía Néstor, contra toda esa basura neoliberal, contra todas estas ideas del ajuste, que atribuyen todos los males de la Argentina a los salarios, a la política pública, decía Néstor que el modelo que había que aplicar, al que algunos habían querido jubilar, matar, que decían que los que piensan eso se habían quedado en el 45. Así trataban a la doctrina peronista durante los 90, pero dijo Néstor que el modelo que funciona en la Argentina no es el modelo del derrame. No se trata de que la economía crezca, beneficie a unos pocos, y entonces que esos pocos, con la rentabilidad van a decidir finalmente invertir y entonces se va a seguir expandiendo la economía. Esa teoría del derrame es una basura ideológica.

Nos decía entonces que el modelo que funcionó en la Argentina fue el modelo que no espera que primero la economía crezca para después distribuir. Fue al revés. Fue el modelo que se cimentó, se basó y se fogoneó con la demanda, con el consumo de los ingresos populares. No hay forma de sostener el crecimiento, no hay forma de que la economía se expanda; no hay forma de que ni siquiera a las Pymes, a las empresas nacionales, les vaya bien si no es a través de la inclusión social, de la distribución de la riqueza. Y lo digo porque volvió el debate. Lo digo porque escuchamos a diferentes expresiones de la derecha, hoy sin máscara, hoy sin mordaza, sin consultor sudamericano, los escuchamos decir lo que vienen a hacer. Vienen a ajustar, vienen a quitar derechos, vienen contra las leyes laborales, previsionales.
Decían el otro día: “conviertan a las Pymes en oficinas”; decían el otro día que venían en contra de la soberanía monetaria. Hoy, a diferencia del 2015 cuando ganó Macri, dicen lo que van a hacer. Estamos todos advertidos. No hay que adivinar. Han dicho cuál es su proyecto político. Hoy la derecha piensa que el malestar social, que los problemas y las dificultades que estamos atravesando y que tenemos le van a dar el plafón para ganar una elección con su plataforma de derecha, del ajuste, de la desindustrialización.

Por eso me parece compañeras y compañeros, que honrar a Néstor hoy es simplemente, solamente, organizarnos, militar, recorrer y es ir a discutir, pero no en los canales de televisión. A las fábricas, a las escuelas, a los barrios. En toda la Argentina, en nuestra provincia de Buenos Aires, hay que dar la discusión. Hay que explicar cuál es el proyecto que tienen. Hay que explicar qué quieren hacer de nuevo en la Argentina, ya lo hicieron hace poquito.

Por eso me parece que hoy la disyuntiva del pueblo, repito, por más dificultades que tengamos, lo que nos espera en adelante es discutir precisamente si vamos a querer ese proyecto privatizador, ajustador, que saca leyes laborales, baja los salarios y jubilaciones, o vamos a volver a trabajar por los derechos.

Por eso compañeras y compañeros, lo que nos espera es discutir si la Argentina va a tener a la derecha o va a tener a los derechos. Nosotros estamos del lado de los derechos. Los derechos de los trabajadores, los derechos de los jubilados, los derechos de aquéllos que no tienen trabajo hoy y que tenemos que incluirlos con el trabajo.

Hoy, lo que tenemos que hacer para honrar a este hombre es apoyar a Cristina y seguir luchando por una Patria Libre, por una Patria Justa, por una Patria Soberana.

Gracias, Néstor.