A los y las protagonistas de estas gestas populares y el ejemplo de la obstinada lucha por los derechos humanos de las Madres de Plaza de Mayo, que un 30 de abril del ’77 se convocarán colectivamente a reclamar la aparición de sus hijos e hijas desaparecidas, al criminal de la Humanidad, Jorge Rafael Videla, en la Plaza de Mayo; este próximo 30 de abril nos convocamos a una nueva medida de fuerza, un paro general que busca ponerle un límite a este saqueo nacional. Vale hacer memoria, vale la fuerza de las mujeres que haciendo historia, en tiempos de hegemonía neoliberal gestan paros continentales contra la violencia patriarcal y la histórica desigualdad como los últimos 8 de Marzo.
Hoy, el mismo plan económico vuelve a poner a la dirigencia y las organizaciones del pueblo frente a los mismos desafíos en la defensa de derechos sociales, fuentes de trabajo, convenios colectivos y hasta la libertad de presos y presas políticas, que el gobierno de corporaciones económicas y los hijos de aquella oligarquía vuelve arbitrar desde el propio Estado.
Las centrales obreras, sindicatos, movimientos sociales y estudiantiles enfrentamos los avatares de la antipolítica y el individualismo propios de los regímenes neoliberales, con reflejos de prácticas corporativas en procesos de organización y estrategias que debilitan la posibilidad de respuestas ante un solo enemigo, que resulta el de siempre, el antipueblo, el capital concentrado, al cual también necesitamos comprender como patriarcal e imperialista. Muestra de ello es la prisión a Milagro Sala como antesala de una política direccionada a perseguir y estigmatizar a la dirigencia política de mujeres. La persecución a Cristina Fernández de Kirchner, las Madres y Abuelas de la Plaza son relato de esta dimensión política para entender las características del poder gobernante capaz de condenar a los pueblos de América latina a la mismas condiciones de explotación que sus antepasados fundaron.
Por los y las que han marcado un rumbo, por los y las que sostienen estos días la solidaridad en cada merendero, en cada olla popular y haciendo que ni una lucha sea aislada de la otra, por las jóvenes generaciones a la cual debemos garantizar un mundo más igualitario, vale la memoria, el reconocimiento y las necesaria transformación política y cultural.
La unidad es el camino, y la memoria sustento del nuevo tiempo para que el movimiento nacional, democrático y feminista reedite un nuevo capítulo de nuestra historia.
Belén Rodríguez
Sec. Gral
CTA de lxs Trabajadores
Chaco.