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García Linera: "En Bolivia, lo clasista se mezcla con lo racial"
El vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Álvaro García Linera, entrevistado por Alfredo Serrano Mansilla, "La Pizarra", en AM 750
Álvaro García Linera: Estimado Alfredo, para mí es un gusto poderme comunicar contigo y con toda la gente que te oye. Y de entrada agradecerte por todo lo que has hecho estos días para darnos una mano, y como decía el presidente Evo, salvar nuestras vidas.
Alfredo Serrano Mansilla: Gracias a vosotros, por todo lo hecho en América Latina, Bolivia, con muchas ganas de escucharte aquí en AM750, en Argentina, pero también este programa se escucha en Radio Pichincha Universal, en Ecuador, y creo que esta semana todavía, vamos a estar en Bolivia en red Patria Nueva, aunque por lo que me dicen sería la última. Una señal más de lo que está pasando en tu querida y nuestra querida Bolivia, así que sin más arrancamos y quisiera comentar sobre México. De nuevo México. Quién hubiera imaginado que ibas a volver México de esta forma, en estas circunstancias. ¿Qué significa para ti México?
A.G.L.: Significa un lugar, una tierra muy entrañable. Llegué acá muy joven. No tenía 18 años. Me vine para estudiar matemáticas, allá por el año 81. Estudié tres años, no culminé, pero en ese tiempo no solamente tuve esa formación en el ámbito de las matemáticas, también conocí gente de todo el mundo. En ese tiempo México también desarrollaba un papel de apoyo y de cobijo de muchos exiliados de Argentina, Chile, Uruguay, Guatemala, El Salvador. Era como una especie de cerebro colectivo de las izquierdas latinoamericanas, y yo muy joven, adolescente, me pude empapar de los debates, de las luchas, de las frustraciones, de las esperanzas que había en ese debate. Consideré mi formación política, ideológica, acá en esos años en México, estudiaiba, trabajaba, militaba y de aquí formamos y acabamos de elaborar un conjunto de ideas que luego nos sirvieron para regresar a Bolivia, en este esfuerzo por articular marxismo crítico, abierto, un indianismo, como forma de enraizamiento de una teoría universal.
A.S.M.: Entonces, México tiene mucho que ver con lo que tú eres y ahora también, en esta nueva etapa, con Evo a tu lado y en estas circunstancias de Bolivia. Me imagino que te está dando tiempo para pensar.
A.G.L.: Poco tiempo para poder reflexionar sistemáticamente, pero día a día llegan las noticias, los informes de asesinatos, de persecuciones y eso nos tiene con el presidente Evo permanentemente analizando y revisando las cosas. Acá está el presidente Evo a mi lado y te manda un saludo.
A.S.M.: Muchas gracias de mi parte, y que le diga hola a la audiencia argentina.
Evo Morales: Muchas gracias, compañero Alfredo,
A.S.M.: ¿Cuál es el sentimiento que más los invade ahí junto a Evo, tan lejos físicamente de Bolivia?
A.G.L.: Son sentimientos muy tristes, como que te quitaran tu raíz. La raíz de un ser humano no es solamente un tema emotivo, es un tema que está, y de un día para el otro todo esto se corta, todo ese arraigo corporal del ser humano con el origen de uno, sus lugares, sus sabores, sus amistades, sus luchas, sus experiencias, sus sueños se rompen. Son brutalmente cortados. Es como un momento de desasosiego absoluto, de vacío, en el que el ser humano pierde esa comunicación diaria, cotidiana. Es un momento de desasosiego, de mutilación de tus vínculos con tus experiencias, tus sensaciones, que te han formado, acompañado a lo largo de años, décadas. Pero luego de eso, como intimidad mutilada, cercenada, herida, está la sensación de indignación. Indignación por esa injusticia, por lo que le están haciendo a los tuyos, a tu gente, a los campesinos, a los obreros, jóvenes. Lo que le están haciendo, la brutalidad. Es una doble sensación de desasosiego en lo interior, pero a la vez de indignación que te revitaliza el espíritu de lucha para que cosas parecidas no le sucedan o cosas peores no le sucedan a la gente que uno quiere, con la que uno ha estado durante años, es decir el pueblo boliviano.
A.S.M.: En estos momentos difíciles, uno siempre dice puede detectar quiénes son tus amigos y quiénes tus enemigos. ¿En ese sentido te llevaste alguna sorpresa para bien o para mal?
A.G.L.: En ese terreno no tanto. Soy una persona con experiencia, he pasado por la cárcel y la cárcel me permitió hacer un curso acelerado, comprimido acerca de la condición humana. En estos últimos días, quien dejó, dudó o traicionó, no me sorprendió. Lo que sí me ha sorprendido es el apoyo, el cariño y en muchos casos el riesgo que han corrido personas tan amigas, pero que no pensaba iban a ser tan entregadas por uno. No me sorprendido la vileza que ha emergido en algunos seres humanos, pero sí me ha sorprendido la humanidad, el universalismo, la generosidad práctica de algunas personas que en estos últimos días han arriesgado cosas por nosotros. Por ahí ha venido mi sorpresa.
A.S.M.: Qué bueno. Me imagino que el papel de Alberto Fernández y de Amlo te habrá hecho mucho de pensar en positivo de cómo la gente piensa más allá de sus fronteras.
A.G.L.: Me ha sorprendido mucho. En el caso del presidente Fernández. Un presidente electo de un país muy poderoso en América Latina. Tiene cosas muy importantes que ir arreglando en su país, y que ese hombre tan importante sacara tiempo para contactarse con el presidente, conmigo, cuando estábamos escondidos en una zona, ahí en el Chapare, y que insistiera para llamarnos, para darnos una voz de aliento, es algo que me ha conmovido. La sencillez de él, la generosidad para dedicarse sobre la situación y la vida de dos personas, que viven más allá de las fronteras, independientemente dónde estábamos, él se preocupó por nosotros y créeme eso me cautivó y en lo personal ha generado una deuda espiritual muy grande a esa persona. Lo mismo pasó con la ex presidenta, ahora vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, que también tuvo la amabilidad de insistir, ubicarnos con las llamadas en los lugares más alejados del Trópico, de la Amazonía boliviana. Y por supuesto la posición firme del gobierno mexicano, de su presidente, Manuel López Obrador, que pese a todas las vicisitudes, las presiones externas de otras potencias del mundo, decir voy a ayudar a Evo, lo voy a sacar de allá. Algún día relataremos paso a paso las vicisitudes minuto por minuto, las presiones, las llamadas, los chantajes, casi los secuestros de alguna gente del ejército. Las llamadas con lenguaje violento que teníamos que hacer para exigir a algunos mandos de la Fuerza Aérea, que cumplan con su deber constitucional y en todo ese ir y venir, de personas que te cerraban las puertas, de gobiernos que te cerraban los accesos, la posición firme del gobierno mexicano para lograr y permitir que Evo esté a salvo. Eso también, eso es algo pase el tiempo que pase y esté donde esté, y de aquí el tiempo que uno esté con vida, es algo que no vamos a dejar de recordar. Nuestro profundo respeto y admiración a dos hombres de palabra, a dos hombres que no abandonaron a Evo. Se preocuparon por él. Permitieron que después de todo Evo esté sano, acá en México, porque lo más probable que iba a suceder era nuestra detención, si es que no es nuestra vida en riesgo, si es que no sucedía todo lo que ha sucedido, como ha sucedido en las últimas horas entre el día sábado, domingo y lunes, López Obrador y Fernández, jugaron un papel decisivo para que estemos donde estemos.
A.S.M.: Entre tanta tristeza hay que aferrarse a ese lado optimista, ese lado positivo de los seres humanos. Continúo ahora para hablar de este golpe complejo, como casi todos los golpes y te quería preguntar cuándo, verdaderamente tú y Evo creían que se venía de verdad el intento de derrocar al gobierno por vía no democrática.
A.G.L.: En algún momento quisiera escribir sobre esto. Lo reflexionaba cuando estaba en la noche, 3 o 4 de la mañana, ahí en el monte, con Evo, cuando estaba durmiendo en el piso. Hay momentos en la vida en que hay una infinidad de información de tu entorno, de la sociedad, no verbalizada, que llega al cuerpo. De ese porcentaje de información que te llega al cuerpo, la razón y el habla te permite sistematizar un 20, un 30%, pero hay un 70% de información que te está llegando como una lluvia de meteoritos que te está atravesando, que te está llegando a otras partes del cuerpo, que la razón no lo procesa y que el lenguaje no lo procesa. Entonces lo vives como tensión. Lo vives como temor, como aprehensión, desasosiego, pulsión, adrenalina, inyectada al cuerpo. Todas esas sensaciones de tu cuerpo, son formas de recepción de una información que rebasa tu procesamiento cerebral y tu lenguaje y te está diciendo que las cosas no están bien. Que algo está chueco, en marcha, que algo más se está gestando.
Yo comencé a sentir desde antes de las elecciones esta lluvia de información que rebasaba nuestra capacidad de procesar o de verbalizarla y me estaba mostrando que había cosas que estaban mal, que algo se estaba gestando, no era lo que te están diciendo, no es lo que está sucediendo. Lo que te están reportando, informando las personas, los opositores, los mandos policiales, militares, no es todo lo que está sucediendo por atrás, pero no tienes un dato, una prueba ni verbal ni fáctica para comprobarlo, pero tu cuerpo está recibiendo esa información. Te está diciendo hay más que esto, no te dicen la verdad, se está gestando, hay más cosas por abajo.
Yo lo comencé a sentir y quiero entender que las sensaciones corporales, son una forma de conocer, hasta esa conclusión llegaba, son una forma que la razón y el verbo no lo logran, son herramientas poco precisas o insuficientes para lograr procesarlas. El cuerpo ya anunciaba, ya captaba que algo se estaba gestando.
Se lo comenté al Presidente, en esas charlas personales que tenemos y muy francas y nos esforzábamos por encontrar datos, por oír a las personas, por convocarlas, por recibir información verbalizada, razonada, pero estaba claro que había un 70% de cosas que estaban sucediendo que no lograban ser captadas por estas razones. Reafirmé eso cuando estábamos con el presidente Evo en Chapare y dije que algún día habrá que escribir un tratado sobre estas otras formas de conocer y cómo lograr articularlas a las formas del lenguaje y de la razón.
Pero ya había datos que algo se estaba gestando y luego ya te vas enterando que, por ejemplo, los candidatos opositores habían acordado entre ellos que si Evo no lograba más del 50% había que desconocer las elecciones, te vas dando cuenta que cuando vino el de la OEA aquí a Bolivia, a visitarnos, supuestamente apoyando la reelección, al menos haciéndose la vista gorda, nos mandó un mensaje encriptado, en ese momento, que decía “esfuércense por ganar con la mayor distancia posible porque sino va a haber problemas”. Literalmente lo decía Almagro.
Luego te enteras que cuando se desata la movilización de este cívico racista en Santa Cruz, te enteras que ha tenido reuniones del mando policial y del militar, que ha circulado plata y en los momentos en que sucedía, lo que veías, era un conjunto, no todo, del mando policial y militar que ya no te miraba a los ojos directamente, que actuaba con desidia, que te daba información a medias, procesaba información defectuosa.
Había un conjunto de señales de tu entorno que te iban mostrando que las cosas no eran lo que te estaban diciendo, informando, que había cosas que estaban sucediendo, que no estaban siendo informadas, ni procesadas, ni dichas. Era un entorno y el ambiente era gris. Si podemos ponerle color a las emociones y a las vivencias, el entorno de esos días era gris.
Son temas que luego decidieron mucho el resultado. Si te fijas, cuando se dan las movilizaciones de las clases medias tradicionales, urbanas, para presionar a Evo, la respuesta que da el sector popular es movilizarse, vienen a La Paz mineros, campesinos, indígenas, pobladores, y de hecho, de continuar eso los hubiéramos derrotado. Esta semana que está terminando los hubiéramos derrotado.
Lo que cambió la correlación de fuerza fue el motín policial, y luego la insubordinación militar, como siempre. Y el motín policial y la insubordinación militar modificó la correlación de fuerza para colocarla temporalmente, favorable a los golpistas, ya se estaba gestando, tramando, detrás de nosotros inmediatamente después de las elecciones.
No nos lo decían. No lo veíamos. No había información de inteligencia, no había información de los ministerios en torno a eso, pero había las señales, los gestos, los olores, las sensaciones que el cuerpo capta ya no por el lenguaje ni por el cerebro que estaban anunciando eso y hoy ya te enteras de que así había sido. De que cuando venían a saludarte un mando policial o militar tres horas o cinco horas antes había hablado con Camacho, el golpista; o cuando venía a cuadrarse un mando militar, ya se habían encontrado con el abogado de narcos, ahora ministro, Justiniano. Es decir, ya te enteras después de los acontecimientos que aquello tu cuerpo te estaba diciendo que estaba mal, de verdad estaba mal en los hechos.
A.S.M.: ¿Cuáles crees que son las razones reales por las que se da este golpe, porque es importante de creer que si es todavía el racismo la cuestión del rechazo, del odio a lo indígena, ha sido el centro de gravedad de este golpe o hay alguna arista económica que consideres, o simplemente las ganas de tomarse el poder porque no lo podían tomar por otra vía. Cómo lees las horas éstas ya del después.
A.G.L.: Desde que hemos llegado al gobierno, siempre ha habido un bloque conservador, neoliberal, autoritario, que siempre ha estado opuesto a nuestras políticas. Con nosotros ha sido minoría, son los que quieren volver a concentrar las riquezas en pocas manos, los que quieren entregar los recursos públicos a inversiones extranjeras o privadas asociadas a extranjeras. El modelo que se ha aplicado en otros países, donde las fuerzas conservadoras han retomado temporalmente el poder. La clásica. La riqueza de todos para pocos y la pobreza para muchos. La clásica fórmula neoliberal, con distintos matices o envolturas, pero que quiere dar un retroceso en lo que se ha construido en Bolivia. Esas cosas siempre han estado ahí.
Lo nuevo ha sido una incorporación en bloque de las clases medias urbanas que anteriormente estaban más fraccionadas, divididas, o neutralizadas, a esta intencionalidad y que le han dado una base social de movilización, discursiva, en torno a la defensa del voto, defensa de la democracia. Porque hoy por hoy un discurso de voy a privatizar y anular los derechos sociales, no tendría ningún tipo de arraigo ni aceptación. Pero un discurso emitido y dirigido por este sector de clase media tradicional, en torno a la democracia, frente al autoritarismo, le ha dado un soporte discursivo que ha buscado legitimidad.
¿Qué es lo que ha sucedido con esa clase media? Ahí tengo una hipótesis, que la vengo discutiendo y lo hemos visto en cifras. Las políticas de democratización social, siempre en el campo popular vienen acompañadas de igualdad. Para lo popular, democracia está asociada a igualdad, igualdad a democracia. No puedes hablar de democracia si no hay igualdad de acceso a la salud, a la educación, si no hay igualdad de acceso a la oportunidad, si no hay igualdad real económica, si no hay disminución de las diferencias salariales, de ingresos entre las personas. Y eso es lo que hemos hecho en los últimos 13 años. Tres millones de personas, el 30% de la población ha pasado de la indigencia a condición de clase media, en término del consumo, no en término de actividad laboral, sino en término de consumo. Esto ha generado un proceso de devaluación de los recursos, los capitales, las aptitudes, de las clases medias tradicionales.
Antes para acceder a un contrato, una beca, un puesto público, tenías diez personas, ahora hay 20 o 30, con las mismas aptitudes educativas, pretensiones, pero encima con mejores vínculos con el poder estatal, con mejores capitales legítimos. La relación con los sindicatos, el vínculo con parlamentarios, ministerios, que le da a esta nueva clase media emergente de origen popular indígena, los mismos o mejores recursos para acceder o para competir por los recursos disponibles: estudios, becas, puestos de trabajo, créditos, accesos a puestos. Esta democratización ha generado inevitablemente una devaluación de los bienes sociales que tenía la clase media tradicional. Aquella que había basado su poder, su pequeño poder, en base al apellido, el prestigio, el abolengo, la piel, así fue antes en Bolivia. Ahora esa clase media tradicional se ha visto “invadida” por otros llamados arribistas, por otra clase media popular, indígena, campesina y con mejores vínculos con el Estado, portadores de los saberes legítimos que el Estado hoy reconoce. Entonces esta clase media ha reaccionado en bloque.
Soportó, toleró, lo que venía sucediendo los últimos trece años. Se intentó movilizar, pero quedaba fraccionada, golpeada, pero cuando vio que la fuerza de Evo disminuía, la fuerza de lo popular disminuía, a menos del 50%. Hemos ganado constitucionalmente, pero esta clase media dijo es el momento de debilidad. Lo popular sigue siendo mayoría pero ya no es tanta mayoría y entonces es el momento de salir. encima dijo no estoy dispuesto a estar aguantando otros cinco años más teniendo que competir o tener que sentarme lado a lado con estos arribistas, que no tienen mi mismo apellido, que no hablan bien el castellano, que no tienen mi misma formación, que no tienen mi mismo abolengo, que no tienen mi misma herencia familiar de cargos públicos o de predestinación a gobernar y entonces dijo no.
De ahí que en Bolivia, lo clasista se mezcla con lo racial. De hecho lo racial es una manera de visibilización pública y de nombrar lo clasista. Lo clasista y lo racial están aquí presentes, entonces la respuesta de esta clase media tradicional ha sido intentar hacer prevalecer su supremacía racial. En el fondo es un tipo de disputa de clases. Una fracción de la clase media contra otra fracción de otra clase media emergente y lo popular que lo acompaña. Pero la manera en que se ha verbalizado, que se ha vuelto bandera y que ha movilizado las emociones de la clase media tradicional, ha sido el discurso racializado.
Eso está arraigado en la piel de esa clase media, han sido educados así. Sus padres han sido educados en la convicción inapelable de que los indios son inferiores, que están para servir. Sus hijos, los jóvenes que hoy vienen a la calle, estaban convencidos de eso, de que los arribistas que quieren igualarse a ellos son unos indios despreciables, que deberían irse a los cerros, que deberían quedarse en sus lugares, en sus casas, en sus provincias y que no deberían venir a molestar aquí a sus barrios, a sus calles. Y eso es lo que has visto. Una insurgencia de las clases medias tradicionales enarbolando un discurso casi casi del Ku Klux Klan, discurso racializado por estos motivos. Porque la manera en que esa clase media tradicional interioriza su superioridad, su angustia frente a la igualación social propia de cualquier proceso democrático es a través de la supremacía racial.
A.S.M: ¿Cuánta cuota tiene la cuestión regional o identitaria de Santa Cruz o algunas regiones? ¿Cuánto explica en esa compleja multifactorial que existe cuando hay este golpe en marcha?
A.G.L.: Pasa que el mayor núcleo de concentración de las clases medias en Bolivia, es Santa Cruz. Es la región más próspera, de mayor expansión económica del país y es el lugar donde mayor peso tiene esta clase media y entonces este mismo bloque, estas mismas angustias, expectativas de esta clase media tradicional igualmente son las que motorizan su acción colectiva, sólo que lo hacen regionalizando el lenguaje, recuperando raíces locales, los sentimientos, los discursos. Entonces si bien en La Paz, Cochabamba, el discurso anti indígena es el movilizador, es el que los impulsa, el que los agrupa, en Santa Cruz fuera kollas, en Cochabamba, fuera cocaleros, en La Paz, fuera indios, todos se agrupan con la identificación del enemigo, el sujeto del odio al indio, llamado kolla, llamado cocalero o llamado indio a secas, como en La Paz, pero cada región regionaliza a su modo, según la experiencia histórica este discurso antiindio.
En el caso de La Paz, simplemente el aymara es el alteño, el adversario; en el caso de Cochabamba el indio es el cocalero, el que vive en el trópico, y en el caso de Santa Cruz, el indio es el que viene del interior, de la migración de otros departamentos. Es el migrante, el llamado kolla, entonces, en el caso de Santa Cruz, este discurso regionalizado ha asumido una identidad blanca, cristiana, liberal de la región, de la manera en cómo se construye el discurso antiindígena y el odio hacia el indígena.
Cada región, de alguna manera regionaliza el discurso y en el caso de Santa Cruz, por ser el lugar de mayor presencia de clase media, no es raro en el cual donde esta emergencia, esta insurgencia de la clase media tradicional haya sido más fuerte, más duradera y entremezclada con más elementos regionalistas.
A.S.M.: Mirando para adelante, creo que esta partida no está del todo terminada, pero siempre aprendido de Bolivia. Una frase que aprendí de la época constituyente “cuarto intermedio”, que yo no sabía qué era, y al final logré entenderlo en un sentido amplio del término, entonces quiero preguntar si crees que esta autoproclamada presidenta Añez durará mucho tiempo o cómo crees que serán los próximos acontecimientos en el país.
A.G.L.: Ciertamente los acontecimientos están en curso, como dicen las personas de la televisión, está en proceso. Lo que está pasando en Bolivia es una barbarie. Están matando campesinos. Hoy sábado, en los cinco días de “gobierno” de esta impostora, Jeanine Añez, ya se contabilizan 18 muertos, todos ellos campesinos, indígenas, pobladores, humildes. Han matado niña, humilde. Han matado campesinos, vecinos.
Es un gobierno que chorrea sangre, pero no solamente el gobierno, sino los creadores, los artífices de este gobierno que es Carlos Mesa, un mediocre liberal, que se ha convertido en un consumado golpista o el líder cívico cruceño, que sabíamos lo que era. En él estaba claro adónde apuntaba. Representa el discurso racializado más duro, más antiindígena, más regionalista, más conservador que hay en el país. Son todos ellos los que tienen las manos manchadas de sangre indígena, de sangre trabajadora pero creo que están dispuestos a más.
Carlos Mesa no va a pasar a la historia como un presidente indeciso, dubitativo, o mediocre, va a pasar como un sanguinario golpista. Es el lugar que le depara la historia a esta persona, que ha hecho todo lo posible para que se estén matando a indígenas. Como dijo su ministro de Gobierno han salido a cazar y lo están haciendo. Los 18 muertos es un ejemplo de lo que significa cazar para ellos, matar a civiles indefensos, pobladores.
Es un gobierno que ha entrado por la ventana rompiendo las reglas de la Constitución, es un gobierno trucho, es una gobernante trucha y nadie puede decir cuánto tiempo durará, no me atrevo a decir si durará mucho o poco. Los acontecimientos están en marcha.
No sé cómo reaccionará la gente ante el luto, el dolor del día de ayer de seis personas asesinadas por bala militar, por bala policial. No sé qué estarán pensando los mandos militares de lo que está sucediendo. Esto es un delito de lesa humanidad y no importa el tiempo que pase, esos delitos van a ser juzgados. No sé si los mandos militares se están dando cuenta de lo que está sucediendo. Ellos que durante 13 años habían estado al margen de la conflictividad social, habían recuperado su prestigio y hoy lo derrochan asesinando a los padres de sus conscriptos, porque los conscriptos son indios, son campesinos, son pobladores urbanos pobres y ellos están matando a sus padres.
No sé qué dirá el mando policial de esta masacre que se está cometiendo. No sé qué dirán los ministros y las fuerzas políticas ultraconservadoras, estarán dispuestas a seguir pagando esta cuota de sangre por el golpe, por la inconstitucionalidad.
Lo que sí está cierto es que usted tiene ahí un pueblo boliviano hermoso, sacrificado. Esa imagen hermosa de la señora con su pollera, con su bandera y su wiphala enfrentando los gases. Las imágenes de esos jóvenes de las laderas de la ciudad de El Alto y de La Paz, bajando con su wiphala, pidiendo el regreso de Evo. Las imágenes de esos campesinos valientes del trópico y del valle cochabambino, siendo recogidos en mantas, similar a los tiempos de Banzer Suárez, en los 70, cuando también masacraban con la misma saña a campesinos, no sé qué irán a producir en el sentimiento popular. No sé qué tipo de reacción irán a producir.
Lo que sí está claro que usted tiene ahí a una impostora, a una pandilla de golpistas y a un pueblo boliviano digno, sencillo, humilde, resistiendo, defendiendo la igualdad, la democracia, defendiendo el derecho a una vida digna y en esa lucha aún no hay ganadores.
Lo que más me angustia, es cómo esta pandilla de golpistas está destruyendo a Bolivia. No solamente se están ensangrentando con sangre humilde, con sangre de bolivianos trabajadores, están destruyendo la economía, las instituciones. Están haciendo retroceder décadas de lo que habíamos avanzado. La historia no puede perdonarlos. Una aventura golpista, miserable, con tal de satisfacer intereses a costa de la sangre de muchos, a costa del llanto de muchos, es una ignominia.
He calificado este proceso como fascistoide. No me equivoco. Destrucción de sindicatos, ataque a pobladores, discurso racista, estamos ante la emergencia de un neofascismo sangriento en mi patria y frente a él está un pueblo valiente, de hombres y de mujeres del pueblo, como del pueblo, como siempre los más humildes resistiendo y defendiendo la democracia.
A.S.M.: Entendiendo que esto está en desarrollo y a partir de estas muertes y estos asesinatos en curso que ojalá se paren, Evo ayer decía que está dispuesto volver a Bolivia. Que está dispuesto ir a Argentina, quizás. ¿Sabéis lo que harán mañana o es imposible?
A.G.L.: Nosotros con el presidente Evo estamos al lado del pueblo, dispuestos a regresar hoy mismo, mañana mismo, con tal de ayudar a que no haya un solo muerto más en nuestra Patria. Nosotros renunciamos para que no haya muertos, enfrentamientos, para que no vayan las hordas fascistas a quemar las casas de dirigentes sindicales, para que no vayan a maniatar a las hijas y a las esposas, obligándolas a pedir que su padre renuncie al sindicato, para que no haya eso renunciamos y para que haya una transición pacífica y constitucional. Y la respuesta es 18 muertos, más de 40 heridos de bala, más de 500 detenidos. Es una locura, una barbarie desatada por esta pandilla de golpistas y nosotros estamos dispuestos a regresar ahora mismo si eso ayuda a encontrar un diálogo que pare la violencia, que pare el abuso, la masacre, y que restituya las vías legales y constitucionales al país.
No estamos hablando de regresar para ser candidatos. Estamos hablando de regresar para impedir que haya más muertes. Voluntad para regresar, ayudar para que haya diálogo entre las fuerzas golpistas, asesinas y un pueblo inerme e indefenso y se encuentre una salida constitucional como debe ser en el marco de las normas.
El tiempo que estaremos acá no lo sabemos, pueden ser horas, días, semanas, pueden ser años. La historia se está escribiendo y nosotros con Evo no vamos a quedarnos, con nuestro aporte humilde y sencillo, al margen de esa historia dramática que se está escribiendo en nuestra querida patria Bolivia.
A.S.M.: Gracias. Te damos el apoyo de todo el equipo nuestro y seguramente de muchísima gente en Argentina, en Latinoamérica y particularmente el mío. Te mando abrazo, apoyo y estando a vuestro lado.
A.G.L.: Un pedido, Alfredo. No dejen de difundir las personas que nos oyen. Si algún joven nos oye, alguna persona, algún poblador, no dejen de difundir al mundo entero, a sus amigos, las imágenes de mis hermanos asesinados, que muestran a policías con sus armas de fuego contra mujeres campesinas, trabajadores campesinos. No dejen de difundir esas imágenes de esos valientes ciudadanos paceños y alteños que van con palos a reivindicar sus derechos a que no se los discrimine. No dejen de difundir el enfrentamiento de piedras contra balas, de palos contra helicópteros. No se olviden de nosotros, no se olviden de ese pueblo boliviano que está peleando hoy y que reclama su apoyo a su lucha difundiendo.
Que otras personas se enteren. Que otros países se enteren, que otros medios se enteren, que otras personalidades se enteren de esta valiente resistencia de hombres y de mujeres con el pecho desnudo y de criminales golpistas, armados hasta los dientes, disparando a la gente, matándola a mansalva.
Siempre me despido con la frase de Tupac Katari y que hoy es nuestra: “Volveremos y seremos millones”.