Bases de Estados Unidos en Argentina
Es estratégico para los Estados Unidos contar con presencia militar en todo el planeta. La expansión de su fuerza y la supremacía militar son los principales instrumentos para mantenerse como potencia hegemónica. Históricamente contaron con América Latina como su territorio, su patio trasero. Situación que se complicó con el surgimiento de gobiernos populares y una integración regional, que priorizo los intereses propios a los mandamientos de Estados Unidos. Con el triunfo de la derecha en la Argentina y el golpe en Brasil, pretenden recuperar, para su política internacional, nuestro continente y avanzar en presencia militar.
Con los datos que contamos en el Instituto, y por averiguaciones realizadas, podemos decir que la intención de Estados Unidos es instalar tres bases en nuestro país: en Tierra del Fuego, en Misiones y una tercera en la zona andina, posiblemente en las cercanías de Bariloche. Cuestión que se conversó, como lo reconocen diferentes fuentes norteamericanas, en la reunión que tuvo el presidente Barack Obama con Mauricio Macri cuando visitó nuestro país.
La base de Tierra del Fuego es presentada con intenciones científicas. En la “Hoja informativa” publicada por la administración estadounidense aparece el siguiente párrafo, que bien podría justificar a nivel oficial su creación: “Estados Unidos y Argentina comparten una preocupación profunda por la conservación marina, y Argentina asistirá a la tercera conferencia de Nuestro Océano organizada por el secretario Kerry este año en Washington. Ambos países planean una colaboración continua sobre la ciencia del océano, la investigación científica, observación y conservación marina, lo que incluye a través de asociaciones entre la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica y su contraparte argentina para estudiar el Océano Atlántico.”
Hay que considerar dos objetivos principales para Washington: la prospección de los recursos naturales, tales como los elementos oceánicos, por parte de un país que tiene serias dificultades por el calentamiento de las aguas del Pacífico Norte (destrucción fauna ictícola, presencia masiva de algas cada vez más venenosas) y el interés por los recursos de la Antártida, desde agua dulce a minerales.
Con relación a Misiones, también acá habría un interés específico hacia un recurso natural, el de las aguas del Acuífero Guaraní. A comienzos de los años 90 hubo presencia militar estadounidense para dotar a comunidades y escuelas de agua extraída desde pozos a través de la perforación en la zona. Mientras tanto se realizaban estudios sobre el mismo acuífero. Sin embargo, y una vez más, las razones son múltiples y no se limitan a los recursos naturales.
En este marco las bases se integrarían en una gran red de infraestructura militar que tendría bajo su control el continente, incluido las Malvinas, con bases inglesas, y permitiría a su vez intervenir en cualquier lugar del mismo. Llama la atención que dentro del acuerdo que se pretende con Argentina se destaca la modernización de la flota C-130, aviones aptos para transporte de tropa.
El objetivo del plan es reforzar el aparato de control interno con asistencia militar foránea e introducir de a poco la presencia de las fuerzas armadas nacionales para control de la sociedad en su conjunto. Para eso se despliega una estrategia dirigida a infundir temor en la población, a través de una orquestada campaña mediática sobre la posibilidad de ser objetivos de algún atentado del ISIS.
Es un juego muy peligroso en el que esta ingresando el gobierno argentino, que puede tener consecuencias sumamente negativas para nuestra soberanía y nuestra seguridad.
* Director del Instituto de America Latina-CTA