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Yasky analiza la escasa repercusión del lock out agropecuario

Razones del fracaso

En términos de la eficacia concreta del lockout, la decisión de la Mesa de Enlace de paralizar la comercialización de granos y otros productos está lejos de haber alcanzado el impacto del 2008.

El fracaso es aún mucho mayor cuando se compara la repercusión mediática y social con la de entonces: por aquellos días de 2008, teníamos la famosa pantalla dividida de TN (la presidenta Cristina Kirchner y el “empático” De Angeli puestos en pie de igualdad), las sucesivas e incendiarias tapas de diarios, el machaque interminable en contra de la “intromisión” estatal y un inocultable clima de tensión social.

Hoy, esa especie de revolución al revés que propone la dirigencia agropecuaria alcanza, apenas, una ventana de tapa y una mención secundaria en los canales. Y todo presentado casi por obligación, en una suerte de homenaje culposo hacia esa alianza "gloriosa" entre pooles de siembra y grandes medios.

Claro que en el medio ocurrieron dos grandes crisis mundiales que, ante los ojos del resto de la sociedad, quitaron del centro de la escena a la Mesa de Enlace y a las supuestas injusticias sufridas a causa de la política agropecuaria. Las crisis globales relativizaron su pataleo. Los altos precios y la cosecha récord (la soja ronda los U$S 556 la tonelada y los pronósticos anticipan la friolera de 50 millones de toneladas) tampoco ayudan a que suenen creíbles las lamentaciones de las patronales a los oídos de los hombres y mujeres que la yugan diariamente.

El gobierno, a su vez, parece haber sofisticado su discurso y afinado su política agropecuaria, en comparación a la de 2008, separando ahora la paja del trigo. La jugada de no comercializar granos y limitar el ingreso de divisas es una acción que busca presionar al gobierno en favor de una brutal devaluación. Se trata de un objetivo vergonzante y tremendamente perjudicial para los trabajadores que cobran en pesos. Esta vez ese lobby no funcionará. Aún están frescos en la memoria de los argentinos los padecimientos provocados por el efecto de la devaluación del año 2001.

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