Portada del sitio > Noticias > Por Latinoamérica y el mundo

La fiesta de Caracas

, por Carlos Monestes

Por Carlos Monestes, secretario gremial de la CTA Ciudad de Buenos Aires

El pueblo movilizado en las calles, en los barrios, en los actos de campaña y en el cierre final sobre la Avenida Simón Bolívar maniató a la derecha, que tuvo que aceptar la derrota. No fue derrotada definitivamente pero el pueblo se impuso otra vez, impuso su fisonomía, su alegría, su fiesta de ser pueblo, sus conquistas, sus ideales, sus identidades.

“La Batalla de Carabobo” -así denominó Chavez al 7 de octubre- tuvo como centro el voto masivo en un sistema electoral en el que el voto no es obligatorio. En las elecciones presidenciales en 1998 votaron 63,5%; en el 2000, 56,31; en el 2006, 74,15 y en la presente arriba del 81%, lo cual significa una proeza histórica.

Desde la mañana temprana los medios chavistas argumentaban la importancia del voto. Nosotros como trabajadores de Argentina estuvimos en ANTV, el canal de la Asamblea Nacional.

La derecha y las agencias periodísticas internacionales insistieron con la muletilla de hechos de violencia y los atentados. Por eso la estrategia del Comandante fue votar masivamente a primerísima hora y quedarse en la calle. En los vecindarios y en los edificios de departamentos que entregó el chavismo. La sirena comenzó a sonar a las 5 de la mañana para ir encolumnados a las urnas.

Al filo del mediodía hubo un momento crítico, muchos ciudadanos confiados en la victoria chavista no iban a votar. Un hecho destacable fue la actitud organizada del sindicato del Metro de Caracas que llamaron a votar a los usuarios del Metro por el circuito de parlantes.

Al final de la tarde las colas en los centros de votación habían vuelto a engrosarse. De acuerdo a la ley electoral, si después del horario de votación (de 6 a 18 horas) todavía hay sufragantes, no puede cerrarse la mesa.

A las 18,01, mientras Henrique Capriles twitteaba que había terminado el comicio, los medios de Colombia y México daban como triunfador al candidato de la derecha. El Comando Nacional Electoral (CNE), como autoridad máxima consensuado por todos los partidos políticos reafirmó la postura de mantener abiertas las mesas, inmediatamente salió el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas Bolivarianas para reforzar esta decisión mientras la televisión pasaba imágenes de largas colas en Zulia, la provincia petrolera más rica, hasta ahora esquiva al chavismo.

Como dijo el Comandante la Batalla de Carabobo se encaminaba a ser “una batalla perfecta y un triunfo perfecto en todas su líneas”. A las 11 de la noche Capriles aceptó la derrota y Caracas se transformó en una fiesta, la fiesta del pueblo. Chávez es cada vez menos Chávez y cada vez más instrumento de su pueblo.

Un párrafo aparte merece resaltar el vínculo del pueblo venezolano y las muestras de cariño con Cristina Fernández de Kirchner. Cuando el Comandante en su discurso en Miraflores cuenta el primer llamado que tuvo de una Cristina emocionada, estalló una gran ovación. La Patria Grande está viva. El pueblo en la calle dio rienda suelta a su alegría después de toda la tensión acumulada, de ese jornada y de toda la campaña. La Fiesta continúo toda la noche ¿Qué hubiera pasado si hubiera perdido Chávez? No se sabe. Ahora hay que disfrutar.

Selecionar Mes