Bolivia: Las respuestas a Rita Segato

Por Carlos Girotti (*)

La reconocida antropóloga argentina, Rita Segato, hizo declaraciones para una radio boliviana en las que alega que “Evo cayó por su propio peso (…) no ha sido víctima de un golpe de Estado”. Sus argumentaciones fueron contestadas de inmediato desde distintos sectores.

En efecto, los cuatro documentos adjuntos a la presente nota, recogen las críticas del periodista argentino en Bolivia, Marco Teruggi, uno de los cronistas más serios que sigue en el lugar la dramática situación del pueblo boliviano; Jorge Alemán, prestigioso psicoanalista vinculado a la escuela lacaniana y al pensamiento de Ernesto Laclau y, no podían faltar en este debate, las razones de un grupo de Mujeres Indígenas en Argentina, ni las de una militante de la CTA como Marina Yasky.

Estas posiciones, definitivamente antagónicas a la mirada propuesta por Segato, vienen a sumarse al clamor generalizado contra el golpe fascista, racista y patriarcal que obligó a Evo Morales a dimitir y a pedir asilo en México. Los ya 30 asesinados por las balas de las Fuerzas Armadas y de la Policía, los centenares de heridos y detenidos, la persecución a parlamentarios, dirigentes sociales y militantes políticos, así como el abuso y la violencia desatada contra las mujeres originarias -verdadero bastión de la resistencia a la barbarie- más la quema de la Whipala, símbolo incontestable de los pueblos originarios y del sujeto histórico fundador del Estado Plurinacional y de su Constitución política, deberían haber sido razones suficientes como para que Segato -y cualquiera que pudiera tener críticas al Proceso de Cambio- las guardara para mejor oportunidad. Pero no. Optó por formularlas ahora, precisamente en momentos en que arrecia la violencia fascista del régimen de facto y de que su ministro emblema, el tenebroso Arturo Murillo, anuncia que le abre a Evo una demanda penal internacional por sedición y terrorismo.

Desde esta columna, repudiamos la postura de Segato. Pero no lo hacemos persiguiendo ningún afán teórico, ni mucho menos académico: somos parte de una Central cuyas mujeres y hombres no han dudado un instante en ganar las calles para solidarizarse con nuestras hermanas y hermanos bolivianos, con su legítimo presidente, Evo Morales Ayma, y para clamar, junto a todos los pueblos de la Patria Grande, contra la militarización, el bastardeo de la democracia y la posibilidad nada remota de que la paz desaparezca de la región así como otrora desaparecieran los cuerpos de millares y millares de luchadoras y luchadores.

(*) Secretario de Comunicación de la CTA